La Audiencia Provincial ha condenado a siete años y un mes de prisión a José Manuel Boullosa Pazos, vecino de Pontevedra de 45 años de edad, por un delito continuado de agresión sexual contra su sobrina. El fallo tiene en cuenta como agravante la "especial vulnerabilidad de la víctima" que cuando se produjeron los hechos era menor de edad.

La Sección Cuarta de la Audiencia le absuelve, sin embargo, de los dos delitos de violación que le imputaba la acusación particular.

El fiscal también solicitaba inicialmente penas que sumaban 32 años de prisión por dos delitos de violación, pero rebajó sensiblemente su petición de pena a los 8 años y medio de prisión ante la necesidad de adecuarla a la legislación vigente. Y es que en el momento en el que se produjeron los hechos, el acceso carnal con los dedos no estaba tipificado como violación, un extremo que actualmente sí recoge el Código Penal.

Tras el juicio, el Ministerio Público había considerado probado que los hechos que denunciaba la joven eran ciertos. Según su versión, fue víctima de abusos por parte de su tío político desde el año 1993, cuando contaba sólo con trece años, tocándole pechos y nalgas. Sin embargo, los hechos enjuiciados en este proceso se limitaban a los sucedidos a partir del año 1995, ya que los anteriores habían prescrito.

Acoso casi diario

Durante la vista, que transcurrió a puerta cerrada, la víctima ratificó que, con una frecuencia casi diaria, era objeto del acoso de su tío y que en la primavera de 1995 el acusado le introdujo las manos por debajo de una manta con la que se cubría la menor, agrediéndola sexualmente con los dedos.

Añadió que en la primavera de 1996, en verano de 1997 y en 1998 se produjeron encuentros similares y que continuó acosando a la joven hasta 2004. Los hechos se produjeron en un edificio en donde ambos residían en Pontevedra.

Asimismo, el equipo psicológico forense de la Universidad de Santiago concluyó, y así lo expuso durante la vista oral, que lo que denunciaba la víctima "ocurrió en realidad" ya que padece un cuadro de daños psíquicos "que coincide con el tipo de delito" descrito. La joven no denunció hasta el año 2006, en el que acudió a un psicólogo por un cuatro de depresión y ansiedad. En estas sesiones acabó desvelando a este profesional lo que había ocurrido con su tío.

Secuelas que persisten

Los peritos explicaron que es "habitual", sobre todo en aquellos casos de abusos en los que está implicado un familiar, que la víctima no desvele lo sucedido hasta tiempo después. "No se lo quería contar a nadie, se negaba a hacer referencia a lo vivido porque temía generar un trastorno en su familia o que nadie le creyera al haber pasado tanto tiempo", dijo un psicólogo. Los peritos añadieron que hoy en día, a los 28 años de edad, la joven todavía tiene secuelas.

En su sentencia, la Audiencia de Pontevedra impide a Manuel Boullosa Pazos acercarse al lugar en el que resida la víctima durante el plazo de 5 años. En materia de responsabilidad civil, el acusado deberá indemnizar a la víctima con 100.000 euros por el daño psicológico ocasionado.

El juicio contra este pontevedrés estaba previsto que se celebrase a principios del mes de junio, pero tuvo que aplazarse al no comparecer el acusado ante el Tribunal, llegando a decretar la Audiencia Provincial una orden de búsqueda y averiguación de su paradero. Tras presentarse ante la Policía Nacional fue detenido e inmediatamente puesto en libertad con la citación para acudir al juicio. Ya en la sala de vistas alegó ante el Tribunal que no se había presentado en una primera instancia "por un error mío con las fechas".