El crimen del holandés de Santoalla (Petín), Martin Verfondern, se juzga dentro de un mes, durante una semana, con el veredicto de un tribunal del jurado. Los 24 aspirantes finales a formar parte del órgano de decisión ya están elegidos. La Audiencia Provincial de Ourense los ha convocado para la primera sesión del juicio, el 18 de junio. Esa mañana, antes de que comience la vista, se elegirá por sorteo en urna a los 9 titulares y 2 suplentes que decidirán si los hermanos Juan Carlos y Julio R. G., de la otra familia de la aldea, enfrentada a la de la víctima, son los culpables del asesinato cometido en enero de 2010.

La secretaria del tribunal introducirá el nombre de los 24 en una urna transparente y extraerá, en primer lugar, las 9 identidades de los miembros titulares del jurado, para sacar a continuación los nombres de los 2 suplentes. Esta primera elección no es la definitiva. La acusación -en este caso, solo la que ejerce la Fiscalía- tiene la posibilidad de plantear 4 recusaciones, mientras que las dos defensas se repartirán otros 4 descartes. Las partes decidirán a quién apartan del tribunal según las respuestas que ofrezcan a una serie de preguntas en la sala, antes de iniciar la vista.

El juicio con jurado se prolongará desde el 18 al 25 de junio, si es necesario. Comienza justo 4 años después del descubrimiento por azar del cadáver y un crimen que permaneció oculto 4 años y medio. Un helicóptero de la Guardia Civil que acudía a un incendio vio un destello en un monte de A Veiga que resultó ser el reflejo de la carrocería del todoterreno de Martin.

El fiscal, Miguel Ruiz, no descarta que existiera un posible pacto entre ellos para acabar con la vida del holandés. Quien presuntamente apretó el gatillo de la escopeta fue Juan Carlos R. G., que permanece en prisión preventiva desde que la Policía Judicial de la Guardia Civil le arrancó una confesión a finales de 2014. El jurado tendrá que dilucidar hasta qué punto estuvo implicado en el suceso el hermano, Julio R. G., quien fue puesto en libertad provisional con la prohibición de regresar a la aldea -en el cementerio reposan los restos de Martin, en una tumba modesta-, donde ya solo reside la otra víctima, la viuda Margo Pool.

Juan Carlos, que padece una discapacidad intelectual leve según los forenses -la defensa aduce que su cliente se inventó la confesión debido a su "mente infantil"- reconoció ante los investigadores que había disparado por miedo a ser atropellado tras afear al holandés que condujera "como un tolo". El cambio de versión del sospechoso se produjo 5 meses después, en mayo de 2015. Juan Carlos negó haber matado al holandés e incluso que se hubiera encontrado con él. Su hermano Julio es el presunto encubridor, un hecho que por sí solo no le acarrearía castigo, ya que la ley exime a los familiares que ocultan los delitos de un pariente.

El fiscal solicita 17 años de prisión para Juan Carlos por delito de asesinato. Para Julio, acusado del encubrimiento, el fiscal pediría la aplicación del artículo 454 que le eximiría de responsabilidad. Pero si en el devenir del juicio la prueba acreditara que el asesinato fue pactado entre los dos hermanos y que los dos, por lo tanto, son coautores, el fiscal propondrá que Julio sea condenado también a 18 años.