Mucho antes de que Charlton Heston protagonizara en los años 50 aquel clásico "Cuando ruge la marabunta" , en el que una infinita invasión de hormigas destruía a su paso casas y haciendas, y devoraba a los indígenas más rápido que un banco de pirañas, el Entroido de Laza organizaba cada año su especial "marabunta" para la que los antiguos paisanos, criaban a miles de hormigas, al calor de las "lareiras" y las enrabietaban con la amargura del vinagre, para soltarlas luego bajo las faldas de las mozas de la parroquia.

Ayer este raro legado antropológica se repitió en Laza, pero con medios casi industriales. Una monumental hormiga fue el "cañón" de lanzamiento de las hormigas, y la harina no se lanza ahora solo a puñados, sino a cañonazos, con mangueras a motor, que tiñen a su paso casas y rostros de blanco. Las ramas de "toxo" , fueron también elemento tradicional para atizar a los más despistados. Esta transmutación colectiva a la que acuden muchos urbanistas, alegando que, su paso por el Entroido de Laza, y su bautismo total en todos los pasos del "Luns Borralleiro" , les libra durante el resto del año de psiquiatras, remata todavía hoy.

Por la mañana saluda de "Os Peliqueiros Veteráns" con sus danzas y movimientos inimitables. De nuevo "entre lusco e fusco", según dice el programa, desfile de carrozas típicas que serán pura provocación, nada más alejado del universo "Disney y para finalizar "O Testamento do burro", despedida y entierro oficial del Entroido y luto dos Peliqueiros.