El Defensor del Pueblo Vasco, el ararteko Manuel Lezertua, también dedicó unas palabras a la memoria de Miguel Ángel Blanco. Rememoró durante su discurso una visita de los padres de la joven víctima a su casa en la que su madre, Consuelo Garrido, le expresó su deseo de que la muerte de su hijo "sirviese para algo". Lezertua está convencido de que fue así: "Fue un revulsivo para el pueblo vasco, una llamada a la conciencia y a la humanidad. Después de su muerte nada volvió a ser lo mismo", afirmó. El ararteko también reconoció ante los vecinos de A Merca y familiares del homenajeado que se acercaron al acto en el cementerio de Faramontaos que todavía se estremece al recordar lo que ocurrió. A Lezertua le tocó vivirlo lejos de casa, en Estrasburgo, pero la distancia no le impidió, según su relato, "vivir minuto a minuto el sufrimiento de millones de personas por la suerte de Miguel Ángel".