El agua de Verín vuelve a ser apta para el consumo. Así lo ha confirmado el Concello tras recibir el informe oficial de potabilidad emitido ayer por Espina y Delfín, la empresa responsable de la red de abastecimiento de la villa.

Se pone así fin a un problema que comenzaba el pasado domingo cuando las lluvias torrenciales provocaron la presencia de una gran cantidad de agua embarrada a través del arroyo Fonte do Sapo, afluente del Támega, y procedente del arrastre de tierra y ceniza de la zona de Queirugás, recién incendiada. Esta situación, unida al bajo caudal del Támega, causó que el agua que abastece la potabilizadora se convirtiera en una masa de barro y aumentara la turbidez de manera extraordinaria.