No es extraño que a las 10.00 horas de cualquier mañana en cualquier pueblo cante el gallo. De hecho, suele hacerlo desde mucho antes. En Meaus, Baltar, el rústico despertador agotó la paciencia de un hombre que el 16 de junio de 2011 se plantó en la casa del vecino y le dijo que "quitara el gallo" que no le dejaba dormir. El propietario del ave se negó: "Non me sae dos collós", le dijo. Y ahí se lió.

Aunque las versiones de los implicados y testigos difieren, el relato de los hechos probados en la sentencia del Juzgado de lo Penal 1 de Ourense es clara. El que no podía dormir golpeó con la mano al dueño del gallo, que cayó al suelo. Pero se levantó y respondió atacándole con la vara de las vacas que llevaba. Al ver el palo, el perro del primero reaccionó mordiendo en el brazo al agresor de su dueño y en este lío salió de la casa la mujer, también acusada en este proceso, que la emprendió a escobazos con el perro y con el vecino que no podía dormir.

Finalmente llegó la Guardia Civil, que se encontró a este sentando en un banco sangrando por la cabeza. Tanto él como el dueño del gallo precisaron asistencia médica.

Pero la pelea no acabó ahí. El 19 de septiembre el que no logró que le quitaran al gallo apedreó la casa de sus vecinos gritando que los iba a matar, provocando daños valorados en 2.700 euros. El juez de Xinzo dictó un auto de internamiento en Agudos del CHUO, donde permaneció dos semanas y fue diagnosticado de un trastorno mental.

Los dueños del gallo han sido condenados a 6 meses de prisión por lesiones, y el otro a 6 meses por amenazas y un mes de multa por falta de lesiones.