El inicio de julio marca el arranque de la campaña de peligro alto de incendios forestales. Tras una primavera seca y con el trágico precedente de Portugal, Galicia espera en guardia el teórico periodo de mayor riesgo. En la provincia de Ourense, la que más incendios forestales registra en España, la preocupación de partida es incluso mayor. Dos de cada tres parroquias que han sufrido el mayor número de focos o los más virulentos en los últimos años -los lugares catalogados como de alta actividad incendiaria-, están en Ourense: son 47 de un total de 73 en la comunidad, 22 del castigado distrito de Verín y Viana. Dos de cada tres municipios -62 de los 92 de la provincia- están catalogados como Zonas de Alto Riesgo (ZAR) en el Plan de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galicia (Pladiga), cuya actualización fue aprobada el jueves en Consello de la Xunta, y publicada en la web de Medio Rural.

El fuego castiga con saña puntos del mapa, denotando un uso secular del fuego y una actividad casi impune de incendiarios. Ocho parroquias gallegas acumulan 601 fuegos forestales en el último lustro, entre 2011 y 2016. Destaca el caso de la parroquia de Carballo, en el municipio coruñés homónimo, que alcanza los 100. Le sigue la de Montes, en Cualedro, con 94 fuegos en 5 años; O Pereiro, A Mezquita, con 81; Pontellas, O Porriño (Pontevedra), con 80; Tomiño, en el municipio pontevedrés de mismo nombre, con 78; así como A Granxa, Oímbra, con 69; Ribeira, en el ayuntamiento homónimo, con 50; y O Tameirón, en A Gudiña, con 49. Quins, en Melón, lleva 41 en 5 años. La pasada semana sufrió dos que arrasaron 160 y 16 hectáreas.

En las zonas 0 no se pasta

En el listado entran parroquias como la ciudad de As Burgas, tras una media anual de 7,4 incendios en un lustro. Hay otros 5 territorios de la provincia que se incorporan a este listado de negro y ceniza. Medio Rural asegura que en las parroquias de alta actividad incendiaria se hará un seguimiento "exhaustivo" en el territorio, intensificándose los controles de vigilancias y las labores de disuasión. Además, se inscriben como zonas prohibidas para el pastoreo estos lugares quemados.

En cuanto a la superficie quemada en los últimos diez años destaca el caso de la parroquia de Cernado, en el municipio ourensano de Manzaneda, con 3.962 hectáreas arrasadas. En 2011 padeció un gran incendio en el que ardieron 1.800 hectáreas durante 9 días. La superficie calcinada en este territorio es superior a toda la quemada en las ocho parroquias con mayor número de fuegos en los últimos cinco años, que suman 2.874 hectáreas arrasadas.

Tras el caso de Manzaneda, se encuentran las 2.972 hectáreas quemadas en Camba, Laza; las 2.783 de A Xironda (Cualedro); y las 2.094 de Mourentán, en Arbo (Pontevedra). Entre estas cuatro parroquias suman 11.811 hectáreas quemadas en la última década. Hay otras de la provincia de Ourense donde el fuego, un mal crónico desde hace siglos en muchos de estos territorios, ha calcinado grandes superficies en la última década: 1.851 en Bousés (Oímbra), 1.831 en Lucenza (Cualedro), 1.780 en Castro de Escuadro (Maceda), 1.660 en Casaio (Carballeda de Valdeorras), 1.418 en Queixa (Chandrexa), 1.533 en Requiás (Muíños), o más de 1.000 en otras dos parroquias de Manzaneda y un millar en A Ponte (A Veiga).

Julio pone en marcha un despliegue escalonado de recursos humanos y materiales para las labores de extinción. En una provincia con más de 577.553 hectáreas de superficie forestal, con los incendios más explosivos de Galicia, donde el abandono y la despoblación del medio rural propician que muchos fuegos lleguen al mismo umbral de las viviendas, trabajarán en el operativo estival hasta un máximo de 1.670 efectivos, la misma cifra que en los tres últimos veranos, y más del doble que en la campaña de riesgo medio. La mayoría del personal -729- es de ayuntamientos, parques comarcales y municipales. El Estado aporta 59 efectivos y la Xunta 684. Completan los recursos humanos los 198 contratados como personal de los medios aéreos y por Seaga.

En un incendio pueden llegar a intervenir a la vez el personal propio de la Xunta -una parte contratado por la empresa pública Seaga o para medios aéreos-, grupos GES de emergencias, bomberos de los parques comarcales o municipales, así como brigadas helitransportadas como las BRIF y trabajadores seleccionados y contratados por los ayuntamientos, cuyo proceso avanza a distintas velocidades según el municipio. El llamado mando único, con todo, corresponde al distrito forestal.

La campaña de máximo riesgo, que se prolonga hasta finales de septiembre, contará en la provincia de Ourense con 184 brigadas, entre personal laboral (45), contratación de Seaga y medios aéreos (39), más los convenios con GES y los concellos (100). El Estado aportará 4 medios aéreos -con posibilidad de desviar los necesarios de otras comunidades-, mientras que de la Xunta serán 6. Las motobombas y la maquinaria pesada disponibles durante el verano para atajar los incendios sumarán algo menos de un centenar de unidades, contabilizando los medios de la Xunta, los concellos y los parques. Además se despliegan agentes de la Policía Autonómica, la Nacional y la Guardia Civil, así como el contingente de la Unidad Militar de Emergencias cuando existe riesgo para propiedades y personas.

En los cinco distritos forestales de la provincia de Ourense habrá este verano 21 puntos fijos de vigilancia, 6 en la zona XII, el Miño - A Arnoia. La lucha contra incendios cuenta con un total de 8 bases aéreas repartidas por los 5 distritos. Según el Pladiga, la ubicación de estos emplazamientos permite desplazarse a un incendio en un máximo de 12 minutos sea cual sea el lugar de la emergencia. De hecho, solo en un punto del extremo sudoriental de la provincia se tardaría ese tiempo en llegar tras el aviso. El viaje baja a menos de 2 o 4 minutos en amplias zonas del territorio ourensano, las más próximas a las bases de Toén, Beariz, Antela, Xurés, Laza y Vilamaior, en cuyo entorno más próximo el desplazamiento lleva de 0 a 2 minutos. Se tarda entre 4 o 6 acudir a un incendio en la mayoría de la provincia.

105 millones en extinción

El plan de lucha contra incendios en la comunidad estará activo hasta el 30 de septiembre, con un operativo de hasta 7.000 efectivos en toda Galicia. El Pladiga cuenta con 173,7 millones de euros de inversión, de los que 105 millones se dedican a labores de extinción. La Xunta asegura que es la primera campaña en que el operativo estará geolocalizado en su totalidad, tanto en medios como efectivos. En 2016 ardieron un total de 21.118 hectáreas en toda Galicia, y el reto que se marca la consellería de Medio Rural para este año es que los estragos del fuego no superen las 15.000 hectáreas, según la media de la última década, ni que haya más de 559 fuegos.