Lo escrutó de frente y de perfil. No dudó pese al parecido físico entre el detenido y los figurantes. "El número 2", dijo la primera vez. Salió de la sala para otra comprobación. La víctima acertó, de nuevo: ahora el ladrón era el "4". Eloy Álvarez, de 61 años, reconoció ayer en el juzgado, "sin ninguna duda", al presunto atracador que lo asaltó a las 12 y media del sábado, armado con un hacha y cubierto con un pasamontañas. Tras ver cómo se llevaba 700 euros de la recaudación, lo siguió discretamente hasta que se quitó el pasamontañas, junto a un contenedor, desvelando su cara. Su rostro al descubierto le parecía el de un cliente ocasional. A los tres días, el sospechoso apareció con un acompañante en el local para comer, como un cliente más. El hostelero lo vio y alertó a la Policía. Tras la rueda de reconocimiento, el juez de Instrucción 2, Luis Doval, -de guardia hasta el lunes- dictó prisión para H. R. N., el sospechoso.

Es un joven vecino de la ciudad, de 28 años y 4 detenciones previas en su historial, por delitos de tráfico de drogas y malos tratos, según fuentes policiales. El presunto atracador niega implicación con los hechos. Asegura que el sábado 18 de marzo estaba en Santiago de Compostela jugando al fútbol sala, y que personas de su entorno pueden corroborar esta versión. La fiscal de guardia solicitó su ingreso preventivo en prisión ante la convencida identificación realizada por el hostelero. "Estoy satisfecho de que haya entrado en Pereiro. Ojalá pase allí mucho tiempo, porque así estaremos más tranquilos", dijo Eloy a FARO, ayer.

En el momento de ser detenido, en la terraza del establecimiento, el presunto atracador llevaba una mochila coincidente con la del día del atraco. El hacha no ha aparecido.

Según la comisaría de Ourense, el perfil del sospechoso es de tantos otros delincuentes que reinciden: una adicción a las drogas que lo empuja a lograr efectivo para satisfacer su necesidad. La Policía Nacional advierte una escalada en cuanto a violencia. No hay denuncias de otros atracos con hacha.

El hostelero estaba solo el sábado por la noche, lavando la cafetera de su bar "A Fraga", en la calle Manuel Murguía. Estaba agachado sobre el fregadero y no se percató de nada hasta que alguien lo instó a entregarle "la pasta". La víctima reculó dentro de la barra y el ladrón se apoderó de la recaudación, unos 700 euros. También le exigió la cartera pero el hostelero declinó. El asaltante se marchó a pie. La víctima fue tras él sin que se percatara hasta ver cómo se descubría la cara, guardando el arma y el pasamontañas en la mochila.

La detención tuvo lugar a primera hora de la tarde del martes. El presunto ladrón se sentó en la terraza del establecimiento sobre las 15.30 horas, 3 días después del atraco. El dueño lo había notado "nervioso" cuando le pidió un plato combinado para comer. Eloy no dudó entonces de que era él y tampoco vaciló ayer en la rueda.