Seixalbo, declarado núcleo de interés etnográfico, ofrece un estilo de vida más propio del rural a solo 5 kilómetros de la Rúa do Paseo de Ourense. El gobierno bipartito declaró para todo el recinto histórico la Zona 30, limitando la circulación de vehículos en todo el espacio a esa velocidad máxima. Seixalbo es un modelo "para invertir la prioridad vial en favor del peatón, recuperando poco a poco el modelo diseñado para el vehículo a motor", explica Maxi Cid, policía local y vicepresidente en Galicia de P(A)T, la Asociación para la Prevención de Accidentes de Tráfico. El colectivo, con 47 años de experiencia en España, abandonó la Mesa de la Movilidad tras el primer encuentro, al considerar que "no tiene carácter técnico ni presupuesto ni implicación política. El alcalde no acude", afean. Ourense debería extender medidas como la de Seixalbo, donde se hizo un estudio de la movilidad contabilizando el número de vehículos a motor y bicicletas, o como Pontevedra, reconocida a nivel internacional por primar al peatón. La educación vial es clave, indica P(A)T, "porque la siniestralidad es un trauma que destroza familias. Países centroeuropeos o como Suecia incluyen la materia en el programa curricular", inciden.

Ourense "fue construida pensando en el vehículo. Un ejemplo es Nuestra Señora de la Saínza, una de las últimas calles abiertas al tráfico, con más de 1 kilómetro de largo, doble carril y sin elementos de moderación. Está pensada solo para el vehículo a motor, por lo que a una persona sin educación vial le invita a correr". Por eso P(A)T ve necesario que en los proyectos los técnicos viales participen con ingenieros y arquitectos.