No será sencillo dejar atrás el susto que el miércoles a las 14 horas sufrieron la veintena de trabajadores del turno de mañana del supermercado de la Avenida de Otero Pedrayo de Ourense, así como el grupo de clientes que a esa hora hacía la compra. Varios empleados ayudaron a salir a los consumidores cuando huían despavoridos, gritando en dirección a la entrada, tras las primeras detonaciones de Carlos S. G. I. en uno de los lineales del supermercado. Una docena de trabajadores fueron encontrados por la Policía Local cuando pasó todo; estaban encerrados en un almacén y con un evidente estado de angustia. Otro grupo buscó refugio en un espacio privado del local sólo para el personal. "No sabíamos si habría gente viva o muerta ni qué sucedía exactamente fuera. En ese momento de espera se me pasó toda la vida por delante", decía ayer una trabajadora.

El nerviosismo y los destrozos que causó el autor de los disparos mantuvieron cerrado el establecimiento el resto del miércoles. Ayer por la mañana, el Mercadona de Otero Pedrayo retomó la actividad a las 9 de la mañana con normalidad en cuanto a las compras pero con un clima aún sobrecogido. Clientes que no podían dejar de mirar los disparos en el cristal o en el techo. El personal, aún afectado y transmitiendo su desagradable experiencia.