La conflictividad en las aulas existe y el mal uso de la tecnología puede prolongar y acrecentar sus efectos perniciosos. "Antes, lo que sucedía se quedaba en el colegio, pero hoy en día la tecnología hace que el acoso escolar se estigmatice y pueda durar 24 horas al día", ilustra el guardia civil Roberto Valente, ingeniero informático de carrera y experto en la prevención de acoso por la red. El instituto armado da decenas de charlas cada año por los colegios del rural de toda la provincia para concienciar a los escolares. "Es imprescindible que hablen con sus padres y profesores, un mayor diálogo para afrontar cualquier problema y situación", dice el agente.

Prevenir, fomentar la convivencia en la familia y en los centros, y utilizar el deporte como herramienta para crear empatía, son algunas de las claves expresadas ayer por el guardia y otros tres expertos, durante una mesa redonda sobre acoso escolar en el salón "Megaxove", en Expourense. Participaron el director del IES "Carlos Casares" de Viana do Bolo, Carlos Gómez, precursor de un programa sobre mediación escolar; la profesora Dolores Nieto -autora de un estudio a nivel provincial sobre violencia escolar- y Cipriano Gomes, instructor de defensa personal, además de entrenador nacional de karate y kickboxing.

"Es frecuente que venga el típico padre que pide clases para su hijo, para que pueda defenderse cuando le peguen. Enseñar a que alguien responda con más agresividad no es el método, porque se genera un efecto rebote. Es necesario tratar el fondo de la cuestión para que en la víctima no crezca un potencial agresor. Pueden invertirse los parámetros y pasar de un niño víctima a acosador", advierte Cipriano Gomes, cuya fundación, declarada de interés público gallego, mantiene un convenio con la federación de padres para impartir actividad extraescolar en 12 centros de toda la comunidad. En sus escuelas propias trabajan con la misma pauta con más de 300 menores. "Es necesario un trabajo añadido con un psicólogo e incluso con un profesor de teatro para que el niño pueda responder de forma verbal, no con la agresión. Así sabrá imponerse en una situación pero siempre con la palabra y el diálogo".

El niño que acosa proviene en ocasiones de un hogar donde su madre sufre violencia de género. "Sí existe una relación de causa y efecto, tal y como coinciden profesores y psicólogos. Se nota cuando el niño tiene un ambiente de agresividad en entorno familiar porque lo transmite en acciones cotidianas".

En Ourense, solo "2 o 3" casos al año acaban en la vía penal como acoso escolar, según manifestó a este diario recientemente el fiscal de Menores, José Ucha. La profesora Dolores Nieto, con más de 30 años de carrera en la docencia, llevó a cabo un estudio sobre la violencia escolar -fue su proyecto de fin de máster-, en el que participaron 1.700 estudiantes de ESO de 17 centros. Los datos, de hace 2 años, dejaron como conclusiones que "la percepción de violencia es escasa, más allá de que pueda haber casos puntuales". Detectar los primeros indicios "es difícil", indica esta docente. Subraya la importancia de reforzar el "diálogo" entre escolares y maestros, para que las víctimas reciben apoyo y la conducta de los agresores sea corregida.

"Los niños son conscientes del problema y están actualizados", explica el guardia Roberto Valente, destinado en Ourense desde 2010. En la provincia, dice, "hay muchos casos de problemas entre chavales que no se denuncian porque se solventan en el ámbito escolar". Los hechos habituales son "problemas generacionales típicos, el del chico mayor que pega en el patio, el de quien se mete con otro por zapatillas, pero también chavales que tienen padres separados y usan la violencia como llamada de atención". Hay signos en el menor que revelan a los padres una posible situación de abuso en el aula. "Un trastorno alimenticio, eludir el problema, un cambio de comportamiento, fingir enfermedades para no ir al colegio...", relata el agente. No se atreve a trazar un perfil. "En muchas ocasiones quien fue víctima reacciona como acosador al cambiar de colegio. Y otro que era acosador pasa a ser la víctima".

La difusión por medios digitales hostiga aún más a la víctima, con mensajes de wasap, fotografías de móvil a móvil, o perfiles falsos que llevan la humillación a Facebook. Por eso en las charlas en colegios la Guardia Civil se pone seria: "Lo que uno hace hoy puede pasarle factura mañana, poniendo como ejemplo los de algún futbolista que no fichó por algún insulto en Twitter hace años. Las tecnologías son importantísimas pero hay que saber utilizarlas y configurar la privacidad. Uno cuando se ducha lo hace entre cuatro paredes, pues en la red debe ser igual".