La A-52 y la Nacional 120 fueron ayer el escenario de una persecución policial propia de una película de acción que culminó con una pareja detenida y su conductor, un vecino de Cádiz con muchos antecedentes policiales, denunciado por conducción temeraria, desobediencia a agentes de la autoridad y por conducir bajo la presencia de sustancias estupefacientes tras saltarse un control de velocidad en la autovía.

El acelerado suceso comenzó ayer en un control de velocidad realizado en la A-52 a la altura de Ribadavia. El radar había detectado un vehículo circulando por encima de los 138 kilómetros hora, y una patrulla de la Guarida Civil de Tráfico les esperaba unos kilómetros después para darles el alto.

El conductor, que circulaba en dirección Benavente, tendría que haber acatado la orden de alto de los agentes de Tráfico y parar en el punto kilométrico 252 de esta autovía, pero pisó el acelerador y se dio a la fuga por la salida hacia la Nacional 120.

Uno de los guardias civiles del control inició en solitario en el coche oficial la persecución detrás del vehículo a la fuga, que se prolongó a lo largo de seis kilómetros, hasta la altura del kilómetro 588 de la Nacional 120, en Cenlle, donde el agente consiguió darles el alto, que conductor y ocupante se bajaran del vehículo y tras reducirlos, aguardar hasta la llegada de refuerzos.

La pareja estaba integrada por una chica y un chico, este último el que iba al volante, y tras la parada y posterior identificación de ambos, se comprobó que el varón tenía numerosos antecedentes penales por tráfico de drogas. Dio positivo además en consumo de anfetaminas y THC o marihuana.

Al ver los antecedentes de consumo de estupefacientes y tráfico tenía el conductor, muy conocido por la policía gaditana, se solicitó también la intervención del servicio de canes adiestrados de la Guardia Civil que, como se ve, en la fotografía superior, realizaron un rastreo vehículo ante la posibilidad de que hubiera en el interior sustancias estupefacientes. Una intervención heróica.