Democracia Ourensana apuesta por potenciar las diputaciones, como prestadoras de servicios mínimos a los ciudadanos. El líder de esta formación política, Gonzalo Pérez Jácome, considera que estas instituciones deben desempeñar "un papel de garantes", sobre la prestación de servicios municipales, supliendo o complementando a las entidades locales que no sean capaces de afrontarlos. Por lo que demanda que "se clarifiquen y determinen mediante una exhaustiva concreción sus competencias", tal y como dice el Preámbulo de la Ley 27/2013 de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, para "avanzar en el principio "una Administración, una competencia", evitando el solapamiento de competencias.

Democracia Ourensana presentó ayer su tercera propuesta electoral, incluida en su decálogo, de cara a las elecciones autonómicas del 25 de septiembre. Se basa en la reforma del título II de la Ley 5/1997, de 22 de julio, Reguladora de la Administración Local de Galicia, "para despolitizar las diputaciones provinciales".

Gonzalo Pérez Jácome advierte de que si Democracia Ourensana se convierte en un "partido llave, exigirá este cambio en la ley autonómica que ceñirá el contenido de las diputaciones a meros administradores de servicios, cercenando así el caciquismo".

Pérez Jácome considera que la principal arma política de las diputaciones son las "subvenciones nominales", por lo que Democracia Ourensana "propugna la desaparición de éstas, debiendo ser sustituidas por ley, por un sistema objetivo y reglado de ayudas económicas". Se trata de "limitar el campo de acción para no dejar espacio a la arbitrariedad, con la naturaleza o el gasto".

DO destaca que en Galicia existen 315 municipios, de los cuales la inmensa mayoría son de menos de 5.001 habitantes, y tan solo 22 superan los 20.000, por lo que existe un problema de micromunicipalismo, problema que se ha agravado con el advenimiento la crisis económica, lo que "pone en entredicho la sostenibilidad financiera de muchos municipios y su capacidad para la prestación de los servicios obligatorios". Para solucionar este problema, se han propuesto distintas fórmulas como las fusiones de municipios o la intermunicipalidad.

En cuanto a las primeras, se ha constatado en la práctica, salvo algún caso aislado, "una fuerte oposición vecinal" a dichas fusiones, de una parte debido al "patriotismo municipal" tan arraigado en Galicia y, de otra, el "temor a la pérdida de servicios y atención al ciudadano".

En cuanto a las distintas modalidades de intermunicipalidad, "tenemos, de una parte, las llamadas mancomunidades de municipios" y de otra "los consorcios", fórmulas ambas que parece que en la práctica "no han funcionado o lo han hecho de una forma bastante irregular", en el primer caso. "Su principal debilidad ha sido el principio constitucional de la autonomía municipal, lo que encorseta la actuación de la mancomunidad a las decisiones de cada municipio que la conforma", destaca Pérez Jácome. En el segundo caso, por el hecho de que en los consorcios "no solo se integran municipios sino también administraciones de otro tipo, entes públicos no territoriales e incluso entidades privadas sin ánimo de lucro, por lo que no toda actividad municipal en relación con la prestación de los servicios obligatorios es susceptible de prestarse a través de un consorcio".