La escritora ourensana Estella Estrada presentó ayer "Nadie muere la víspera", su tercer libro, coeditado por Ediciones Elcercano, que encierra un doble objetivo: recrear un pasaje histórico que sucedió en plena dictadura franquista que le fue narrado a la autora en primera persona por su marido, Julio Losada, y rendir a su vez un homenaje póstumo a este intelectual comprometido que fue su compañero de vida, al que admiró y amó a partes iguales "y del que aprendí tantas cosas", afirma la escritora.

La novela parte de un hecho real del que fue espectador su marido en A Coruña. En la España franquista, vetada por la mayoría de mandatarios internacionales, hubo una primera visita institucional, la del presidente de Liberia, William Tubman, quien desembarcó en 1952 en el puerto de A Coruña acompañado de su esposa, su hija y un séquito infinito de colaboradores, llegados de aquel país africano que, a falta de visitas de alto rango, fueron recibidos en España con iguales honores a los que se tributaría a un primer ministro de una gran potencia mundial: decenas de periodistas, algún ministro franquista y las autoridades locales de la ciudad herculina y cientos de vecinos, explica Estella Estrada.

"¡Tumba a Franco!"

"El Ayuntamiento de A Coruña hizo entrega incluso de las llaves de la ciudad herculina al presidente de Liberia, quien se asomó al balcón de la consistorial para ser aclamado por la muchedumbre congregada en la plaza de María Pita, al grito de "¡Tubman Franco!, !Tubman Franco", añade la escritora. Solo había una voz disonante, la de un anarquista que aprovechó la confusión fonética para gritar "¡tumba a Franco!, ¡tumba a Franco!".

"Mi marido estaba en aquella plaza y fue él quien me contó muchos años después esta historia real, a partir de la cual decidí iniciar la parte novelada y crear a Juan el anarquista que, en la creencia de que Franco estaría en A Coruña, decide tramar su muerte, envenenándole con 'perejil de lobo' una hierba parecida a la cicuta", indica Estella.

Pero Franco no estaba en A Coruña, dado que se encontraba veraneando en San Sebastián, y el viaje del anarquista hacia el fallido magnicidio es la excusa sobre la que gira esta obra con la que la autora recrea un pasaje y un personaje, Tubman, casi desconocidos para la mayoría y muestra una España muy diferente a la de ahora.

Es un elogio a la memoria de la historia, y a la del amor, pues "cada personaje de ficción que va apareciendo en la novela tiene alguna característica que tenía Jesús Losada, un gran narrador que aderezaba con tintes dramáticos cada historia que contaba", explica Estella Estrada. El libro fue presentado ayer en El Cercano, por la periodista Ruth Nóvoa en compañía de muchos amigos de la prolífica escritora.