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Un profesor admite que garabateaba una firma para sacar efectivo de la cuenta del colegio

Alega que tenía el permiso tácito del director y que el dinero, un total de 14.961 euros, era para el centro -Reconoce problemas económicos - La fiscal pide 6 años de prisión

El acusado prestó declaración ayer en la Audiencia provincial. // Iñaki Osorio

El que fue profesor de música y tutor en el colegio de Oímbra hasta 2007 negó en la Audiencia haberse apropiado de 14.961 euros de la cuenta bancaria del centro escolar durante los cinco años que tuvo responsabilidades como secretario del centro y encargado del comedor. Agustín A.P., que actualmente trabaja como maestro en Asturias, admitió que en esa época tenía problemas económicos derivados de la ruptura matrimonial y que en 2005 le embargaron el sueldo pero negó que esto le llevase a recurrir a los fondos del colegio.

Así lo declaró ayer en el juicio en el que un tribunal popular será el encargado de decidir si es o no culpable. La sesión arrancó ayer con la constitución del tribunal, la exposición de los hechos por las partes representadas y la declaración del acusado. Los nueve integrantes del jurado volverán hoy a la Audiencia para escuchar a los testigos y a los peritos, las conclusiones de las acusaciones y defensa, y a partir de ahí reunirse para deliberar y emitir su veredicto.

La fiscal sostiene su acusación en un delito continuado de falsedad en concurso medial con otro de malversación de caudales públicos, y pide para el profesor una condena de 6 años de prisión, 6 años de inhabilitación como docente, el pago de una multa de 8.640 euros y la devolución del dinero presuntamente defraudado. Explicó la acusación al jurado que el profesor era una de las tres personas autorizadas para manejar la cuenta bancaria del colegio. Entre 2003 y 2007, en calidad de secretario y encargado del comedor, llevaba la contabilidad y rendía cuentas ante el consejo escolar. Cuando necesitaba disponer de fondos en efectivo, el banco requería la firma de al menos dos de las personas autorizadas. Lo que hizo el profesor, durante este tiempo, dice la fiscal, fue "simular una firma, y emitir y cobrar cheques nominativos a su nombre". Le atribuye un total de 73 cheques que "no utilizó para pagar a proveedores", sino que se "apoderó, con ánimo de lucro y en su propio beneficio, de fondos pertenecientes al colegio público de Oímbra". La Consellería de Educación también está representada en este proceso como acusación particular para reclamar la citada cantidad, adhiriéndose al escrito de calificación de la fiscal.

La defensa, por su parte, hizo ver al jurado que el veredicto de culpabilidad solo debe pronunciarse cuando existe pleno convencimiento y recordó que, "ante una mínima duda", debe prevalecer la presunción de inocencia. Defiende que el acusado presentó todos los años las cuentas ante el consejo escolar y que "siempre fueron aprobadas por unanimidad". La comunidad del centro, dijo, "tenía confianza en él". De ahí que el maestro acudiese durante aquellos años al banco para hacerse con efectivo haciendo un "garabato con el consentimiento tácito del director; jamás se apropió de un duro del colegio", dijo la abogada, y esgrimió que eran habituales los casos de "vandalismo" en el centro y que durante aquella época "hubo varios robos" en el centro.

En su primera declaración, ya que hasta ahora había guardado silencio, el profesor repitió esos mismos argumentos. Admitió que emitió 73 cheques a su nombre y que los presentaba en el banco haciendo un "garabato". No pudo precisar si este procedimiento había sido autorizado o no por el director aunque cree que "alguna vez se habló". El docente atribuyó al tiempo transcurrido su falta de memoria sobre algunos detalles, aunque otros sí los tenía claros, como le reprochó la fiscal cuando relacionó una factura concreta de entre las 73 por importe de 565 euros y fecha de enero de 2005 con una avería en la cocina. En todo caso, negó que el citado "garabato" fuese una falsificación de una firma. Para él era una forma de "validar" el cheque ante el banco: "Yo hacía un garabato y punto, no le daba más importancia". Señaló que las cantidades de esos cheques nominativos eran el resultado de sumar tíquets de gastos para el comedor. "Hacía el total y tiraba los tíquets", explicó. En esa suma se incluían también otros gastos que no pudo justificar con facturas porque los proveedores no las presentaban y tampoco recuerda quienes eran. Insistió en que las cuentas las aprobaba el consejo escolar a final de curso "y estaban clarísimas".

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