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Alberto Saco Álvarez: "El problema está en la falta de horizonte laboral en zonas ricas en recursos"

La crisis demográfica, dice, requiere reformas estructurales profundas

Alberto Saco, sociólogo. // Brais Lorenzo

Alberto Saco es profesor en la Facultad de Ciencias de Educación, en el departamento de Sociología. Cuando se cierra una aldea, dice, no solo se pierden servicios y se abandonan tierras y monte, también "perdemos nuestra memoria".

-¿Tiene freno esta situación?

-Lo tiene, pero requiere reformas estructurales profundas sin abordar desde hace más de un siglo.

-¿Cómo se debería encarar este problema desde el ámbito político?

-Relanzando el sector primario como sector estratégico para revitalizar la economía de las zonas más despobladas. Poner en el mercado, o a disposición de nuevos pobladores, en condiciones de usufructo tierras y viviendas abandonad para corregir la rigidez de la oferta, que es abundante, pues contamos con el mayor parque de viviendas abandonadas de España en proporción a la población, pero inmovilizada por la estructura de la propiedad. Tomar iniciativas para fomentar el asentamiento de nuevos pobladores (refugiados, inmigrantes) que puedan dotar a las explotaciones de mano de obra esencial, y ahora inexistente, en condiciones dignas. No hay un plan para poner a producir todos los recursos abandonados y desde la administración se ha tomado una política muy agresiva y restrictiva de la actividad del sector, con poca sensibilidad hacia los actuales pobladores del rural.

-La Xunta ha creado una dirección xeral para atajar el problema demográfico y la Diputación ha anunciado una partida de 800.000 euros para un plan de natalidad, ¿Qué le parecen estas medidas?

-Sin cambios estructurales podrán tener un efecto pasajero o coyuntural pero no lograrán atajar el problema que es de falta de horizonte laboral y económico en amplias zonas del territorio. Zonas que, paradójicamente, son ricas en recursos.

-La administración ha apostado por el turismo y el termalismo ¿está de acuerdo?

-Sin duda es una apuesta de futuro importante, pero necesita de un complemento en un sector básico que brinde medios de vida a más población que la que pueden absorber por sí solas esas actividades. Falta el pilar de un sector primario innovado para ponernos las pilas de una vez.

-¿Recuperaremos el sector primario en el corto plazo?

-Si queremos mantenernos a corto plazo sí. Cuanto más tardemos más tardaremos en sacar a la provincia de este letargo de muchos años, ahora ya en un mundo globalizado, hipercomplejo y plagado de nuevas exigencias. Pero para que eso ocurriera me temo que tendríamos que cambiar otras muchas cosas antes: Gran parte de este cambio está en manos de los responsables políticos, que no quieren asumir riesgos electorales (o poner en peligro su hegemonía en estas zonas alojando a nuevos pobladores). Y como sociedad, en su conjunto, se echa a faltar mucho la coherencia y el sentido común necesarios para hacer frente a estos retos de manera cohesionada. Cada uno va a lo suyo y luego queremos que los demás sean solidarios y nos saquen las castañas del fuego. Así nos han acostumbrado y es difícil cambiar las mentalidades a corto plazo. El agotamiento demográfico es ya la última fase del proceso. Después viene la sucesión de nuevos pobladores.

-¿Está fallando también la sociedad?

-No sé si fallar es la palabra más adecuada. Digamos que los estilos de vida que se difunden como modelos a imitar, orientados a fomentar el consumo de bienes, no incentivan que la gente haga planes a largo plazo. Todo va muy deprisa y ni el rural ni la familia ofrecen satisfacciones inmediatas. La vida tiene ciclos más largos que los de consumo y mucho tendría que cambiar nuestra mentalidad como para abrazar estilos de vida alternativos o ideales si no se dan unas mínimas condiciones. Pero al mismo tiempo, no queremos compartir aquello que rechazamos. Seguimos aferrados a las leiras y recelamos de que otros puedan aprovecharlas. Y a la vez queremos que los montes estén cuidados, y las aldeas habitadas y echamos en falta a los niños y a los jóvenes.

-¿Qué futuro le augura a la provincia?

-Como en todos los fenómenos, llegará un momento en que toquemos fondo y a partir de ahí sólo cabe ir mejorando. La cuestión es hasta dónde vamos a caer y hasta cuando y si se puede acortar la agonía demográfica, social y económica de gran parte del interior gallego

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