La intensa actividad de los trabajadores del dispositivo de extinción consiguió frenar el avance de las llamas dejando cuatro de los focos registrados ayer en poco más que conatos. Pero a última hora todavía quedaban en situación de estabilizados dos incendios. Uno es el de Vilardevós, en esa condición desde las 13 horas, tras haberse iniciado el viernes pasadas las siete de la tarde. Según las estimaciones provisionales, ardieron en este fuego que afecta a la parroquia homónima, 176 hectáreas. Participan en su extinción un técnico, ocho agentes, 24 brigadas, 10 motobombas, tres palas, seis helicópteros y un avión. A las 20,30 horas también quedó estabilizado otro fuego en San Cristovo de Cea, Cobas, que se había iniciado a las 18,18 horas, y en el que trabajaban un agente, ocho brigadas, cuatro motobombas, tres helicópteros y cuatro aviones.

En Cartelle, parroquia de Espiñoso, los medios terrestres consiguieron apagar en dos horas un conato iniciado a las tres y media de la tarde en una zona arbolada. En San Miguel de Melias, Coles, ardieron 0,85 hectáreas arboladas entre las cuatro y las seis de la tarde. Además de las brigadas de tierra y las motobombas, se sumó a este operativo un helicóptero.

En Rairiz de Veiga se registraron por la tarde dos fuegos diferentes, un conato en Guillamil, y otro de mayor importancia en la parroquia homónima, que se inició a las 17,25 horas y estaba controlado a las 19 horas. La Xunta no ofreció una estimación de superficie quemada, si bien precisó que no llegaba a las 20 hectáreas.

Otro fuego que movilizó a los medios terrestres en O Barco, parroquia de Santigoso, se quedó en conato. Este fuego comenzó a las 20,30 y estaba resuelto en una hora. En Castrelo de Miño quedó extinguido a las ocho y media un fuego que arrasó 2,1 hectáreas, de las que 1,5 eran arboladas. Este fuego movilizó un importante operativo, con un agente, ocho brigadas, cuatro motobombas, dos helicópteros y dos aviones.