Mientras la CIG confía en que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) revoque la sentencia que vio procedente el despido de un inmigrante empleado en la casa sacerdotal de la Diócesis de Ourense, él mantiene un nuevo frente judicial para que la Iglesia le abone horas extras. Fredy Alexander Ramírez, de El Salvador, acudió ayer al juzgado de lo Social Número Tres en el que estaba previsto el juicio de reclamación de cantidad, pospuesto finalmente.

El demandante fue despedido a finales de 2013 por injurias en la red social Facebook a los sacerdotes, tal y como aceptaba la sentencia de la misma juez que dio la razón a la Diócesis. El salvadoreño acusaba a los sacerdotes de "vivir de las mujeres" e "ir de prostitutas" en un comentario de 10 de noviembre. Recibió la carta de despido un mes después.

Con ese fallo recurrido con el amparo de la CIG, Fredy litiga ahora para que la Iglesia sea condenada a abonarle el exceso de horas de su jornada laboral. Según asegura, trabajaba 80 horas por semana con un salario máximo de 800 euros tras cinco años con empleo.

El inmigrante se dolía ayer por el comportamiento de la Diócesis tras subrayar que, en 2008, llegó a España huyendo de las amenazas de las "maras", bandas violentas de su país. En el hospicio para curas, empezaba la jornada a las 7,45 horas y, con un único descanso "de media hora o una hora" a las 4 de la tarde, prolongaba su tarea hasta las 11 de la noche. Su fin de semana iba del sábado a las 16 horas hasta el domingo a las 21. Era un chico para todo, desde servir desayunos a limpiar pasillos y capilla, administrar medicamentos a los sacerdotes o acompañarlos al médico o de paseo. "Espero que se haga justicia y al menos reconozcan que no estaba vagueando", comentaba ayer. "Que sea un precedente para que no haya más explotación y nadie se quede callado".

El extrabajador aporta documentación con la demanda y en la vista declararán "una docena de feligreses" de Santa Eufemia, en cuyo complejo se encuentra la residencia para curas, "así como familiares de sacerdotes ya fallecidos". En el proceso por su despido, la misma juez falló hace semanas que sus comentarios en Facebook tenían "ánimo injurioso". Por encima de la libertad de expresión, según la juez laboral, "la Diócesis de Ourense es parte de la Iglesia católica y merece cierto respeto como empleadora dentro de la recíproca relación laboral".