La diócesis de Ourense vive momentos de "silencioso esplendor, muy rico, variado, con múltiples matices y gran implicación de las personas" que residen en las 735 parroquias que la conforman, como contraste con lo que ocurre en la capital. "La ciudad está más empobrecida", reconoce el obispo, Leonardo Lemos Montanet, que se salva con la Precesión del Santo Entierro, que se celebra hoy, la Procesión dos Caladiños -sale el sábado a las 7 de la mañana de la iglesia de la Santísima Trinidad- y la procesión de Santa María Nai, el Domingo de Resurrección. "Fuera de eso, en la ciudad no hay más", lamenta, a la altura de las grandes celebraciones que se pueden ver en otros puntos de la geografía gallega y del conjunto del Estado.

Contempla como "dignas de admiración" las manifestaciones religiosas "plurales, ricas y fecundas" que se realizan en multitud de pequeñas parroquias, junto a las de las cabeceras de comarca, como O Carballiño, Allariz, Xinzo y Verín. Este fenómeno se debe, según el criterio de Leonardo Lemos, a la tarea titánica que realizan los sacerdotes que permanecen en el medio rural, prestando múltiples servicios, pero también a la fuerza de la tradición, que la gente se resiste a perder. A lo que habría que añadir la lección que mucha gente está sacando en estos momentos de crisis, al ver que "el consumo y tener más no lo es todo, por lo que recurre a los valores que ha aprendido en la infancia, que en resumen es lo único que les ha quedado". Y agrega: "Vuelven a recuperar el sentido religioso, que les está sirviendo para tener esperanza. Lamentablemente, hay mucha gente que perdió la esperanza". El obispo marca entre sus objetivos, la necesidad de dar un mayor realce a la celebración de la Semana Santa en la ciudad de Ourense. La primera medida que ha adoptado, fue multiplicar los encuentros con las cofradías, para escuchar sus propuestas, e invitar a las parroquias a que asuman un mayor protagonismo. A esto agrega ahora una petición que hace a los artistas de Ourense, para que puedan aportar su granito de arena. "Lo ideal sería que se construyeran algunos tronos, para portar alguna de las grandes imágenes que hay en la ciudad durante la Semana Santa", a la altura de las ciudades que cuentan con celebraciones multitudinarias.

Jueves Santo

Emulando a lo que hizo Jesús a los apóstoles en la última cena, el obispo de Ourense lavó los pies de doce personas en el transcurso de la celebración In Cena Domini, en la catedral, como "manifestación del amor de Dios, que se hace servidor, se hace siervo", rebajándose a lavar los pies de los discípulos. Leonardo Lemos explica que los actos del Jueves Santo giran en torno a tres ideas fundamentales. "La clave está en el amor de Dios, que se revela y que se manifiesta en el corazón de Jesucristo. Como consecuencia de ese amor, nos ha dejado la Eucaristía. Y para que se prolongue a lo largo del tiempo, instituye el orden sacerdotal".

La ciudad de Ourense vivirá hoy uno de los momentos culminantes de la Semana Santa con la celebración de la procesión del Santo Entierro. Sin embargo, el obispo considera que lo más importante es la celebración de la Vigilia Pascual el sábado, con el simbolismo de la luz, la bendición del agua y la renovación de las promesas del bautismo. Bautizará a tres personas, entre las que se encuentran un médico y una enfermera.

Santo Entierro

En la Procesión del Santo Entierro saldrán los pasos de la Santa Cena, portado por la Adoración Nocturna; La Flagelación, de Santa Teresita do Vinteún; Jesús Nazareno, de la parroquia de Sagrado Corazón; Santo Cristo del Perdón, por la parroquia de Velle; Santo Cristo, por la parroquia de San Pío X; La Piedad, por la iglesia de Fátima; La Cruz desnuda, por la parroquia de Cristo Rei; y La Dolorosa, por la cofradía de Santa María Nai.

La Santa Cena es un famoso paso del año 1953, tallado en Santiago por el artista Pacero. Se compone de los doce apóstoles recostados en el triclinio entorno a la mesa pascual. Refleja la intimidad de la institución eucarística. Deja reflejado el mandato del amor fraterno y la despedida del amigo. Plásticamente representa el momento de la disputa entre los doce por la futura traición de uno de ellos.

La Flagelación reproduce la imagen de Cristo atado a la columna, talla renacentista de gran valor artístico realizada por el maestro de Sobrado (siglo XVI).

La talla de Jesús Nazareno muestra a Cristo camino del Calvario con el árbol de la cruz a cuestas.

Santo Cristo del Perdón, imagen mal llamada "Ecce Homo" de Velle. Se trata más bien de un Cristo preparándose para la Crucifixión, por eso se ven a los pies los instrumentos para clavarlo. No tiene título, por lo que se le podrá denominar Santo Cristo de la Paciencia o Santo Cristo del Perdón. Madera policromada. Maestre de Sobrado (sobre 1550). El Santo Cristo es un genuino paso-retablo copia exacta a menor escala del camarín e imagen del Santo Cristo de Ourense. Realizado por los hermanos Núñez en el barrio del Couto en 1956-58 y que es venerado en la iglesia de San Pío X. En su parte trasera lleva el busto de la Virgen Dolorosa de la capilla del Cristo de la Catedral atribuida a los hermanos Sierra de la escuela de Gregorio Fernández.

La Piedad es una escultura de tamaño superior al natural, tallada en Santiago por José Liste en 1962. De factura moderna y realista de expresión. Muestra a María en su quinta angustia, acogiendo a Cristo en el regazo, en silencio contemplativo que habla de la vida arrebatada a un hijo. La Urna del Sepulcro (Cristo Yacente) de ébano con engastes en marfil y ángeles policromados. De autor desconocido, fechada en el siglo XIX, es una de las piezas que se conservan de la antigua Semana Santa en la ciudad. Acoge la imagen de Cristo yacente, del siglo XVIII, de impresionante patetismo plasma la trágica muerte del salvador. La Dolorosa, talla hermosísima del siglo XIX de la antigua cofradía ourensana de la Virgen de los Dolores. Representa la dulzura y temperanza de la cara de la Madre. Plásticamente muestra la belleza morena de la mujer gallega, sin duda una copia femenina del natural. Se adorna por la sencillez de las galas de luto y la ornamentación elegante del paso tallado por los hermanos Núñez. Es venerada en Santa María Nai.