"Baje a la calle y escuche a los afectados", instaban una veintena de ciudadanos, activistas y afectados por la hipoteca convocados boca a boca a la puertas de la casa en Ourense de Celso Delgado, diputado nacional del PP, el primer político en Galicia destinatario de los actos de indignación a puerta de casa conocidos como escrache, el primero que recibe la visita de manifestantes implorando que se implique en un cambio de rumbo para generalizar el freno a los desahucios. Hubo más de trescientos "lanzamientos" el año pasado en la provincia de Ourense. Entre el grupo ayer había afectados bajo el yugo de hipotecas imposibles de pagar.
A la petición expresa de diálogo reaccionó con talante y la mano tendida el diputado ourensano, al puro estilo del político territorial americano que recibe a los votantes en la acera. Delgado, presidente de la comisión de Fomento en el Congreso, vocal en de la de Economía donde se plantearon los debates con Ana Colau, portavoz estatal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), permaneció más de veinte minutos atendiendo los casos personales y demandas de los manifestantes, a unos metros de su casa. El diputado promete elevar cada uno de los planteamientos al Gobierno. En el trámite de la ILP avalada por millón y media de firmas, el ejecutivo descartó el viernes daciones en pago que cancelen la deuda con los bancos en todos los casos. En cambio estudia restringir más los desalojos en una ley que aglutine la voz de la calle y otros grupos. Los antidesahucios ven, con todo, la iniciativa popular sobre la dación universal como una demanda de mínimos innegociable.
El grupo capitaneado por Stop Desahucios Ourense fue de todo menos exponente del "acoso" que miembros destacados del PP han enarbolado para desacreditar las protestas antidesahucios a domicilio. Ayer mismo, un día después de la visita de 200 afectados a la vivienda de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, el vicesecretario general del PP, Carlos Floriano, acusó directamente a la "izquierda antidemocrática y violenta a la que le importa muy poco o nada los desahucios o desahuciados". A su entender, la oleada de norte a sur bajo el lema del "sí se pueda, usted sí que puede", responde a una estrategia de sitio a "nuestras casas para conseguir con la violencia lo que no consiguen con los votos".
Al filo del mediodía los antidesahucios se presentaron en el portal de Celso Delgado de forma pacífica. Uno de los integrantes del grupo timbró al piso del político ourensano con la intención de hacer llegar las reivindicaciones de una dación en pago generalizada que termine con los desalojos de personas de sus casas, "una de las caras más dramáticas de la crisis". Una mujer con dos hijos menores lastrada por una hipoteca que no logra pagar leyó el manifiesto dirigido al diputado del PP destinatario en Galicia del primer escrache, un término lunfardo, dialecto de Buenos Aires, alusivo a un acto de protesta que se popularizó en las denuncias contra exponentes de la dictadura argentina.
Sin presiones ni insultos ni tumulto ni un solo policía, el grupo pudo hacer llegar un texto con sus demandas. En la vivienda de Celso Delgado solo estaba en un primer momento su hijo. El familiar abrió el portal y el manifestante depositó el escrito en la caja de correo del representante popular. Cuando la nube de medios y protestantes se había disuelto, Celso Delgado apareció por la acera.
El diputado, avisado por su hijo, salió de su despacho cercano en el que trabajaba -es abogado- y se acercó al grupo dispuesto a dialogar. Estuvo veinte minutos escuchando críticas, peticiones y casos personales. El ourensano dijo además, que el propósito del Gobierno es "buscar una solución para el mayor número de personas posible". El escrache vilipendiado por parte de algunos de sus compañeros -hasta la etiqueta de nazis o filoetarras- y aceptado sin alharacas por otros, en una especie de bipolaridad dentro del PP, finalizó ayer en apretón de manos. "No es ninguna molestia", dijo cordial y al margen de la crispación el político ourensano, diputado por cuarta vez.
