El atestado tren inaugural que, con salida de A Coruña llegó a Ourense a las 12 horas y diez minutos de ayer, fue un viaje al futuro de Galicia a través de la modernización de sus comunicaciones, el espejo de dos gobiernos en tránsito, el PSOE con sus cargos en funciones cariacontencidos, como el propio ministro de Fomento José Blanco al que costó hacerle esbozar una sonrisa, y la ilusión contenida de cargos electos del PP gallegos, algunos de los cuales tienen claras posibilidades de conseguir cargos de responsabilidad en el gobierno de Rajoy.

En esos vagones atestados de enemigos íntimos ganados en el viaje de la política coincidieron por ejemplo el secretario de los socialistas gallegos Manuel Vázquez y el ministro José Blanco, defenestrado para la política nacional y ahora también para optar a la presidencia de la Xunta, por no se sabe que chivatazos de supuesta corrupción.

Fue también el vagón de las ausencias, la más notable, la del presidente de la Diputación José Luis Baltar y de los ediles del grupo municipal del Concello de Ourense. Según confirmaría luego Guillermo Collarte, diputado electo del PP para el Congreso y el único edil popular en la corporación de Ourense asistente al acto, con la anuencia de los baltaristas, fue un signo de protesta por la intención del alcalde de Ourense, de adjudicar el diseño de la estación del AVE en Ourense la próxima semana, y con un gobierno nacional en funciones.

En la Estación Empalme, fin de viaje para unos y principio para otros de un AVE aún de me medio pelo -el tren Avant todavía no es el definitivo- se bajó ayer también la ex ministra Elena Espinosa, auto excluida de la lista del PSOE al Congreso tras ver como se imponía como número 1 a Laura Seara, la actual secretaria de la Mujer en funciones. Tampoco ambas compartieron asiento.

"¡Hola ministra!". La diputada por Pontevedra Ana Pastor, miró a la persona que le dedicó este saludo, pues suena como futura ministra del gobierno Rajoy. "No se confundan; respondí cuando me llamaron porque hay gente que me sigue llamando ministra, pero eso no quiere decir nada", se excuso sonriente.

El PP, con la serenidad del que ganó en las urnas, respondía a las bromas. "No no, Ana Pastor será probablemente la presidenta del Congreso", apuntaba otro cargo popular.

Mientras, el presidente de la Xunta sorteaba con cara de póker los desencuentros de los viajeros del tren de los líos, – "no se olviden de comprar el bono de 50 viajes que sale más barato", exhortaba a los viajeros– José Blanco se dejaba querer por una legión de pensionistas que le saludaban a la llegada la estación: "¡Pepe, gracias coño!" , le dedicó el ciudadano más forofo.

Blanco, se limitó a esbozar la sonrisa nostálgica del aspirante a maquinista, al que le descarrila el tren en el viaje de prueba. Por eso, en su último acto inaugural como ministro, recordó a su padre, operador de máquinas pesadas del Ministerio de Obras públicas al que dedicó de algún modo este tramo del AVE Ourense-A Coruña, un tren a ninguna parte, en tanto la línea ferroviaria no conecte con la Meseta.