Lugar de devoción de cientos de ourensanos, la capilla de Os Remedios era (y seguirá siendo) un templo abierto a la ciudadanía. De propiedad privada, su origen se remonta a Francisco Méndez (1460-1550), su fundador, un hombre de armas que en 1507 obtuvo Carta de Servicio por participar en la guerra contra el Conde de Lemos en Ponferrada y a quien en 1520 el emperador Don Carlos le otorgó una real cédula "pola que a súa casa está exenta de acoller hóspedes", en una época en la que se obligaba a los ciudadanos a acoger soldados. "Foi loitando por situarse axeitadamente entre a oligarquía de Ourense, e os documentos referidos axudáronlle a acreditar a súa fidalguía"

Así lo explica la arquitecta y profesora de la Escuela de Arte Antón Faílde, María Dolores Peláez Rivero, quien está haciendo su doctorado en Historia, lo que le ha llevado a realizar, bajo la tutoría de María López Díaz, un trabajo de investigación previo a la tesis sobre la familia Méndez Montoto, responsable de la ermita de Os Remedios, teniendo acceso a importante documentación familiar gracias a la colaboración de uno de los descendientes, también llamado Francisco Méndez, que reside en Francia e hijo de Manuel Méndez (que fue decano del Colegio de Abogados de Ourense)

Casado cuatro veces y con siete hijos, no está confirmado del todo, como explica Lola Peláez, su origen ourensano. Incluso, pudo tener un origen humilde, de mercaderes que comerciaban con Sevilla. En todo caso, su huella en Ourense, donde residió en la Rúa da Obra (hoy Rúa Lepanto y casa del Museo Municipal) fue importante.

Fue en 1522 cuando funda la ermita, siendo entonces juez ordinario de Ourense, cargo al que llegó tras varios años como Procurador General y que, como indica Peláez, "viñéronlle esos cargos pola boa relación que tiña co cabildo da Catedral". Sus descendientes tuvieron después una muy estrecha relación con el Concello de Ourense, "sendo rexedores moitos deles ata o século XX". Tras la muerte de Francisco Méndez (enterrado en la Catedral y en el siglo XIX se trasladaron sus restos a la ermita), la capilla pasa a su hijo Diego Méndez Montoto, que se convirtió en el primero de los muchos herederos. En 1572, al fallecer éste, su hermano Alonso, alguacil mayor por aquel entonces, pasa a ser el nuevo titular, "o máis extraordinario de todos eles", dice Peláez, quien reseña cómo negoció con su hermana para dejarle las propiedades de Betanzos (lugar de origen de la madre) para él quedarse con las de Ourense, que completó con las propiedades de sus medios hermanos, comprándolas, heredándolas o regaladas. "Así agrupou todo o patrimonio do pai", asevera Peláez. De él pasó a su hijo Alonso "O moço", que al enviudar se hizo cura y se volcó con la capilla. Y así siguió heredándose hasta hoy, que sigue en poder de la familia y con "gran valor sentimental porque alí enterrándose moitos deles e casaron outros", dice Peláez.