Un "boi" de raza vianesa 650 kilos de peso, generosamente astado y con mucho nervio, fue el encargado de inaugurar ayer la "proba do boi", punto de partida de la Festa do Boi en Allariz, con el que arrancan nueve días de celebraciones, y gritos de infarto, como los que provocó ayer, por su tamaño y gusto por la embestida, el llamado "boi da estrea".

Esta fiesta recuperada en 1983, para rememorar una celebración medieval que tenía lugar cada año en el Corpus, cuando convivían en la villa judíos y cristianos, cumple sus 25 años, motivo por el que se ofrece una exposición con las mejores imágenes de estos cinco lustros, y hoy además, "habrá alguna sorpresa y regalos que no queremos desvelar" ,explica Javier Feijóo secretario de la asociación Xan de Arzúa, encargada de recuperar esta fiesta.

Ayer la Proba do Boi arrancó en A Barreira, donde esperaban las decenas de mozos participantes que se atrevieron a correr delante al furibundo boi, y los "homes do sedeño" que se encargan de controlar con el "sedeño" o cuerda al animal y de coordinar a los vecinos que participan en la carrera.

Los participantes en la prueba corrieron luego delante o detrás del "boi", según el arrojo de cada cual, hasta desembocar en la Plaza Mayor. Pero la Festa do Boi tiene sus normas y no se deja tocar al animal algo que sólo pueden hacer los "homes do sedeño" y los de "A aguillada".

Los portales de la villa de Allariz deben estar abiertos durante el recorrido del animal como posible refugio ante embestidas. Además seis bombas anuncian la salida del "boi" y una sola bomba dará cuenta de que acabó la carrera.

La fiesta dura nueve días y tras la magnifica prueba de ayer, según los organizadores, en la que el "boi" más grande de los tres que participarán en la fiesta lució sus "encantos" - los otros dos animales participantes rondan los 500 kilos- aún queda mucho por vivir en Allariz hasta el 25 de mayo, punto y final al "Boi-2008".

Esta Festa do Boi, que consigue desplazar cada año hasta la villa alaricana a miles de personas, animada por el magnifico casco viejo y la variada oferta cultural, paisajística y la gastronómica de la villa, tiene su origen en la edad media, cuando la colonia judía, decidió boicotear la pacífica procesión del Corpus que cada año por estas fechas celebraban los cristianos.

Cada año los judíos, al llegar la comitiva del Corpus a la altura de la iglesia de Santo Estevo, proferían insultos y mofas a la imágenes y los símbolos religiosos, así como a curas y monaguillos, y la marcha procesional acababa en batalla nada piadosa.

Fue entonces cuando Xan de Arzúa un cristiano de fuertes convicciones religiosas decidió acudir al Corpus a lomos de un buey enmaromado y lanzar desde él sacos de hormigas a los judíos. Los impíos pillaron el mensaje y enardecidos, más por los picores del ácido fórmico que por la devoción islámica, depusieron su actitud provocadora.

Dicen que Xan de Arzúa dejó capital y fondos para que la fiesta continuara tras su muerte. Su dinero se acabó hace siglos, pero hoy a partir de las 12 del mediodía otros hombres y mujeres recrearán aquella procesión desde la Praza do Eiró hasta A Barreira y los participantes, por fortuna ya no discutirán por cuestiones religiosas.