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"Hay que creer en el diablo; es un ángel pero pervertido"

El sacercote Ignacio Domínguez relata el exorcismo que practicó a una joven de Castilla, "que estaba poseída por el demonio"

Ignacio Domínguez, cuando ejercía de párroco en Sabarís, ahora ya jubilado con 81 años. // Adrián Irago

Ignacio Domínguez estará el próximo día 19 en Cangas donde ofrecerá una conferencia sobre exorcismo dentro del ciclo "Encuentros de actualidad" que organiza el párroco de Cangas, Severo Lobato. Ya retirado de los quehaceres de la parroquia (recientemente se retiró como párroco de Sabarís), Ignacio Domínguez mantiene el cargo del exorcista. Debido a su jubilación pidió hace tiempo al obispo que le retirara del ejercicio de exorcista pero el relevo no llega porque es condición sine qua non que el sacerdote quiera; el cargo en este caso no puede imponerse, según ordenó el Papa Pablo VI.

Ignacio Domínguez es consciente de que es un tema un poco "tabú"", y que se confunden los casos reales con los que son consecuencia de un problema psicológico. No duda en admitir que son muy pocos los exorcismos reales y menciona que el padre Amador, exorcista actual del Papa Francisco I, mencionó que de los 300.000 casos tratados, solo en 90 se encontraron claros síntomas de posesión diabólica. Cuando se le pregunta si hay que creer en el diablo, Ignacio Domínguez responde que sin ninguna duda. "Existen los ángeles y el demonio es un ángel pervertido y eso pertenece a la fe de la Iglesia Católica". Es aquí cuando el anciano sacerdote menciona la oración del Credo. "Creo en un solo Dios. Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible". Lucifer forma parte de lo invisible, al igual que los ángeles. Según Ignacio Domínguez, si se cree en Dios se tiene que creer también en el diablo. Cuando se le pregunta el criterio que tiene Lucifer para elegir una persona para robar su alma, el sacerdote señala que el diablo trata de entrar en todos los hombres y mujeres, pero son las menos, las veces que lo consigue. "Tenemos constancia de las veces que el diablo quiso entrar en el cuerpo del Padre Pío, ya canonizado, para hacerse con su alma, pero no lo consiguió".

Ignacio Domínguez tuvo varias experiencias con el diablo. Relata una de ellas, cuando una familia de Castilla trajo a su hija hasta Vigo. Por aquel entonces, él era párroco de Fátima. Comenta que era una joven de 30 años, que hablaba de forma dulce, "una criatura maravillosa que para nada se podía imaginar que estaba poseída. Si no es porque venía con una petición del obispo para que la atendiera jamás hubiese hecho el exorcismo. Fue al empezar el ritual cuando la voz de la joven cambió por completo. Era una voz horrorosa que me decía ¡Te odio, quiero acabar contigo! Arrojé agua bendita sobre ella y le dije: yo soy más fuerte que tú. Yo soy Cristo". Ignacio Domínguez comenta que fue una experiencia difícil. A lo largo de estos años fueron muchas personas, no solo de Galicia, sino de otros puntos de España los que acudían a verlo. Ya jubilado de su parroquia en Sabarís, tuvo una experiencia de posesión diabólica en el claustro de San Francisco en Tui. "Solo estaba hablando con ella. Aún no había empezado con el ritual y por algo que dije o hice el diablo se hizo presente en el cuerpo de la mujer. Como los gritos fueron muy grandes el párroco de San Francisco me pidió que no practicase el exorcismo en la iglesia. Desde entonces el obispado me dejó un despacho en el Seminario de Tui donde atiendo a la gente".

Ignacio Domínguez desmonta el Corpiño. Afirma que allí no se hicieron ni se hacen exorcismos reales, que sólo un cura designado por el obispo puede hacerlo. Afirma que acudieron varios curas al corpiño, unos de sotana y otros de seglares con la intención de desmontar el mito del Corpiño. "Cuando le tocó el turno a un cura que venía vestido de seglar el párroco del Corpiño de inmediato lo echó, dándose cuenta de la artimaña que traían. Menciona que sabe lo que aprendió en las lecturas y que cuando empezó no tenía más que un ritual que estaba en latín.

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