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Desde una piedra de 60 toneladas a cinco taludes

Los cortes de tráfico por desprendimientos en el corredor se han repetido desde su apertura en 2005

Capa de hormigón para evitar corrimientos en el corredor. // S.A.

Al margen de la falta de seguridad vial y de las retenciones de tráfico durante el verano, los desprendimientos de tierra a consecuencia del agua que se precipita monte abajo por los taludes cuando hay trombas, es el otro gran problema del Corredor do Morrazo. Estos desprendimientos han ocasionado ya, a lo largo de estos diez años de funcionamiento del corredor, importantes cortes de tráfico como también el desembolso de importantes sumas de dinero en su reparación.El último desprendimiento en Domaio mantuvo cortada la calzada en sentido a Cangas desde el viernes por la noche y durante todo el fin de semana, pero otros anteriores, que coincidieron también en esta época, ocasionaron cierres más prolongados, incluso uno durante varios meses. Fue el ocurrido el 4 de marzo de 2014 en el enlace a Cangas, en Ameixoada, que se produjo sólo tres semanas después de haber ocurrido otro en el mismo lugar que mantuvo cortado el acceso durante cinco días, desde el 8 al 12 de febrero. Casi coincidiendo, se produjo otro desprendimiento a poca distancia de éste, entre el enlace de Ameixoada y la rotonda de A Portela.

El desprendimiento de tierras del día 4 de marzo se llevó por delante un muro de contención del talud, construido con grandes bloques de piedra aunque afortunadamente no hubo que lamentar víctimas.La reparación de aquel desprendimiento, con un coste de 800.000 euros en drenaje y hormigonado, mantuvo cerrado el enlace tres meses y la Xunta tuvo que recurrir a una solución alternativa haciendo de doble carril el enlace de Cangas de incorporación al corredor desde Ameixoada.

Con anterioridad y en el mismo enlace de acceso a Cangas, el corredor ya había dado un aviso del movimiento de tierras que se avecinaba cuando una piedra de 60 toneladas amenazó con precipitarse desde lo más alto del talud. Ocurrió el 14 de diciembre de 2006. El enlace estuvo cortado también varios días hasta que se retiró la gran roca, que hubo que perforar.

Pero antes también se habían producido desprendimientos en el vial de enlace de Meira, que la Xunta de entonces atribuía también a las malas condiciones meteorológicas. Al poco tiempo de abrirse el corredor, se tuvo que cerrar en abril por culpa de los primeros desprendimientos en este tramo de la carretera y nuevamente entre el 24 de abril hasta el 12 de mayo para su reparación.

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