La modificación de la ordenanza municipal de peatonalización y la de la Zona Azul en Cangas va a suponer un giro de 180 grados, sobre todo, en las sanciones. El gobierno quiere demostrar que no hay afán recaudador en sus dos proyectos, que lo que hay es una idea política de gestionar el casco vello de Cangas, que es la de hacerlo más habitable, sin vehículos que continuamente atraviesen las viejas calles pavimentadas.
Así, en el apartado de sanciones en la ordenanza de peatonalización se establecen dos categorías, por acceder al casco vello sin permiso y por estacionar. Las de acceso son asequibles y demuestran el espíritu de la ordenanza. El precio de la multa por acceder sin permiso será de 30 euros, que queda reducido a 15 euros si se paga en plazo. Estacionar mal es lo que le va a costar dinero a los vecinos o foráneos de Cangas. Hay multas de entre 50 y 90 euros por aparcar mal, superando el límite de tiempo permitido.
Este gobierno sacará adelante la Zona Azul, pero lo hará a su manera, no como el anterior gobierno la tenía concebida. Tendrá la consideración de Zona Azul las calles que rodean la plaza de abastos, Orillamar y el aparcamiento de las naves de Ojea. En un futuro está previsto también que se extienda al Eirado do Costal.
La nueva ordenanza de la Zona Azul establece que los coches solo podrán ser retirados si sobrepasan el tiempo máximo permitido de estacionamiento multiplicado por tres. Las multas serán de 50 euros si los vehículos aparcados multiplican por tres el límite de estacionamiento, pero si este plazo de tiempo es inferior la sanción será de 30 euros. Por no tener el disco de Zona Azul se multará con 90 euros, en vez de 100 como era antes, igual que si se supera el triple de tiempo permitido.
Los técnicos dieron a conocer ayer los cambios en estas dos ordenanzas en la mesa de peatonalización, donde estuvieron presentes el alcalde Xosé Manuel Pazos, los miembros del gobierno Tomás Hermelo y Mercedes Giráldez, así como representantes de colectivos comerciales y miembros de la oposición.
