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El lado más duro del riesgo

El morracense Óscar Franco deja la competición de descenso en bicicleta tras sufrir un accidente en O'Marisquiño que le obligó a pasar una semana en el hospital

El ciclista, convaleciente en el hospital. // J.C.

La prueba de descenso en bicicleta de O'Marisquiño fue una de las más atractivas de este año. Hasta 120 participantes bajaron a toda velocidad por el Casco Vello vigués y el ganador, Aarón Caballero, recorrió los 1.200 metros en apenas 76 segundos. Sin embargo, la cara más dura de este espectáculo y de los deportes de riesgo la sufrieron ciclistas como el portugués José Borges, ganador en ediciones anteriores, o el cangués y residente en Moaña Óscar Franco. El primero tuvo que ser hospitalizado con una rotura de tibia y peroné. El morracense, por su parte, tuvo incluso peor suerte y regresó este sábado a su casa tras casi una semana en el hospital y después de haberse roto cinco costillas y la clavícula "en siete trozos".

"Llegué a cruzar la meta en noveno puesto, fue en el salto final en el que caí sobre el hombro. La bicicleta me hizo catapulta a unos 3 metros de altura y cuando circulaba a 40 kilómetros por hora", recuerda. Todavía en cama este ciclista de descenso dejará las competiciones de esta disciplina a sus 32 años, después de 17 compitiendo y de participar en las últimas siete ediciones de O'Marisquiño.

Óscar Franco, conocido por sus trabajos como actor de escenas de riesgo en producciones de televisión y cine, lamenta los "seis meses de baja" que tiene por delante. Aunque se toma con mentalidad positiva su recuperación, no oculta que supone un problema para su carrera laboral esta lesión, de ahí que tomara la decisión de dejar la competición.

Cuenta entre su palmarés un campeonato gallego y un subcampeonato de España de la disciplina. Esta temporada fue segundo en el Open de Galicia celebrado en Santiago. "Tenemos que dar el 120 por cien en una prueba de este tipo, y los riesgos son altos", explica. A pesar de todo jamás había vivido una caída de este tipo. "Solo había sufrido lesiones básicas como esguinces", apunta.

El morracense se recupera ahora en su casa, pero hace poco más de una semana entraba en el hospital con pronóstico grave. "Una de las costillas rotas perforó la pleura", apunta. Esto le provocó la entrada de aire y sangre en la cavidad pulmonar. "Apenas podía respirar", recuerda. Valora la rápida intervención una vez que llegó al hospital Povisa, "porque me dio la vida", concluye.

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