Hace diez años que Roberto acudió al rescate de su infancia, que estaba en peligro de ruina. El hotel de Massó donde se había criado se venía abajo y pensaba que tenía que hacer algo para ponerle remedio. Así que un buen día llegó y comenzó a limpiar el piso en el que había jugado de pequeño y algunos amigos se unieron a la aventura. En absoluto fue un enfado con sus padres lo que llevó a Roberto a vivir de esa manera. Por la vivienda ya pasó mucha gente. Con el tiempo se convirtió en un piso de transición. Allí van a vivir algunos de sus amigos que se encuentran en paro o tienen problemas con sus padres. Una vez que encuentran trabajo o su salario les permite más alegrías pues se mudan. De hecho, Roberto está a punto de marcharse. Allí deja buena parte de su vida, de su esfuerzo personal, ya que gran parte de la reforma de la vivienda fue efectuada por él. "Como viví allí de pequeño todo el barrio me conoce. Los propios vecinos nos daba muebles para acondicionar nuestra estancia, que no está tan mal después de todo" .

Nunca dieron que hablar, hasta el incendio de la semana pasada. Tuvieron que ser desalojados por Protección Civil y bomberos del Parque Comarcal. "La vida de mis amigos estuvo en peligro. Pero no somos nosotros los que hacemos hogueras en la planta baja. Al contrario, yo me ocupé un día de poner una puerta para que nadie pudiera entrar, pero la tiraron. Pero a nosotros no se nos puede confundir con unos pirómanos ni con unos drogadictos que les da igual lo que sucede en ese inmueble, porque para nosotros el hotel es nuestra casa".

En estos momentos tres chicos y una chica entre 20 y 23 años comparten la vivienda. Algunos, como Roberto trabajan, otros están en el paro y cobran una pequeña ayuda. Cuentan que en la mayoría de los casos la relación con los padres es buena, incluso dicen que ante la falta de agua corriente van a bañarse a las casas de sus progenitores.

Ellos saben que algún día, cuando se decida qué hacer con Massó, tendrán que marchar de ahí. Y lo harán por las buenas, pero también con nostalgia. Pero aún hay tiempo.