-¿Qué fue lo que le animó a ser la presidenta de la ANPA del Colegio Varela Buxán?

- Eso fue de casualidad. Todo sucedió en una reunión de padres con cambio de directiva. La gente no quería ponerse, lo hice simplemente para colaborar y ya llevo cuatro años. Es una faceta de mi vida distinta a la profesional, pero también bonita. Cuando empezó me tocó la vena sensible porque hace tiempo llegué a trabajar en una empresa donde la parte social tenía mucha importancia, en concreto con gente mayor. Estaba muy familiarizada con el concepto de la asistencia a personas mayores o niños, e incluso colaborábamos bastante en equipo con trabajadoras sociales que eran voluntarias en oenegés prestando ayuda humanitaria. Empecé a meterme por ahí y me vino muy bien porque empezamos con la ANPA.

-¿Consigue conciliarlo con su actual labor profesional?

-Es cuestión de organizarse. A principio de año hacemos un calendario de trabajo con dos vertientes: una enfocada a los niños y otra a los padres y madres. A los niños, en colaboración con el colegio, les organizamos distintas actividades o salidas al exterior, y con los padres lo que hacemos son charlas orientativas. Una ANPA tiene que ser algo donde haya mucho feeling, y no hacer cosas por hacer. Nosotros siempre procuramos traer a algún profesional del área de la psicología o similar. También instauramos hace tres años una jornada de convivencia en Mouriscade el 15 de mayo, donde celebramos el Día de la Familia. Formar parte de la ANPA de Cercio es una faceta muy bonita y agradecida de mi vida. Al final, de lo que se trata es que vaya en beneficio de los niños, que es lo más importante.

-¿Cómo es la relación con la comunidad escolar de Cercio?

-Con el colegio nos llevamos muy bien. Tiene un equipo de profesorado muy bueno, y el centro goza de un ambiente rural muy acogedor y realmente muy privilegiado. Además, al ser un colegio pequeño, la relación entre el profesorado y el alumnado es muy estrecha, algo muy bueno para los estudiantes porque enriquece para ambas partes.