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Vecinos de la estación de buses valoran recoger firmas contra el parque canino

Alegan que a la proliferación de excrementos se sumará la de moscas -Piden un área infantil en su lugar -Celia Alonso aduce que la villa precisaría, incluso, dos dotaciones

Parcela entre Fonte Sanguiña y Otero Pedrayo, donde se prevé colocar el parque. // Bernabé/Ángela Seijas

Los vecinos de la calle Fonte Sanguiña y Otero Pedrayo se reunieron anteayer por la noche para tomar una postura común respecto al anuncio del Concello de Lalín de instalar un parque canino en una finca municipal de la primera rúa. Los asistentes al encuentro se niegan de forma rotunda a esta dotación, alegando que "esto se convertirá en un basurero, porque cuantos más perros circulen por estas calles, más excrementos habrá", argumenta el presidente de la comunidad de vecinos, Jesús Ulloa. A la proliferación de excrementos se suma la de moscas y mosquitos, por lo que los vecinos no descartan iniciar una campaña de recogida de firmas contra este parque.

"Es que no vemos ningún motivo para colocar aquí esta dotación. ¿Por qué no la llevan a los terrenos anexos al consistorio?", se pregunta el presidente de la comunidad, que se hace eco de la demanda de un parque infantil en lugar de esta zona para canes. Ulloa está dispuesto a hablar con la concejala de Medio Ambiente, Parques y Jardines, Celia Alonso, para trasladarle la postura de los vecinos de esta área próxima a la estación de autobuses, que se convirtió en el plan B del gobierno local después de que la ANPA del conservatorio se negase a que el citado parque se colocase en la cara sur del recinto.

La concejala, en este sentido, apunta que no barajan una tercera alternativa. Es más, por el volumen de mascotas que hay en Lalín, en realidad lo idea sería disponer de dos parques caninos. Alonso apostilla que, a día de hoy, en esta zona ya se utiliza de forma habitual los espacios verdes para esparcimiento de los animales, de modo que ya es más que evidente la presencia de excrementos en parcelas y en las aceras -algo de lo que se quejan, precisamente, los vecinos-. "Ahora mismo, lo que tienen es un parque sin cerrar y el deber de llevar los perros atados para cumplir con la nueva normativa. En el futuro, el parque canino estaría vallado, con un cierre de más de dos metros de altura, papeleras herméticas y una zona donde los canes podrían estar sueltos y socializándose con otros de su especie. Habrá, también, bancos para los dueños de los perros" explica la concejala, que apunta que si bien en los demás parques del casco urbano los perros no pueden campar a sus anchas, un parque canino está abierto a todos los vecinos, pero con preferencia para las mascotas. Se apoya también en la escasez de vecinos que residen en esta zona.

Alonso apunta en que, tras un contacto con la gestoría que se encarga de la comunidad de vecinos, se decidió que en cuanto se recibiese la resolución para montar el parque habría una reunión con los vecinos. Apunta, no obstante, que está dispuesta a adelantar este encuentro para facilitar cualquier tipo de información.

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