Hace un cuarto de siglo que Tino González, Mila Ruibal y sus hijos -especialmente Alfredo, arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- idearon el Centro Etnográfico de Terra de Montes (Cetmo) a imagen y semejanza de los museos de la cultura material comarcal que habían visto en Francia e Inglaterra. "Tino quería hacer algo por su tierra. Él y Alfredo pensaban que la cultura material de Terra de Montes se iba a perder", explica Mila Ruibal, y se emplearon a fondo para evitarlo.

En el verano de 1992, recuerda Alfredo González Ruibal, recogieron la primera pieza. Era un banco de la matanza propiedad de sus bisabuelos. También incorporaron al fondo las "pias para la preparación de los chorizos". Era solo el inicio. Luego llegarían "muchas más", obtenidas en la histórica comarca de Terra de Montes: Forcarei y Cerdedo en la provincia de Pontevedra y el vecino municipio de Beariz en la de Ourense. Los años comprendidos entre 1996 y 1999 fueron los más prolíficos. "Hubo mucha gente muy generosa, que contribuyó con piezas y con sus conocimientos", recuerda Alfredo. "Saber para qué valían esos utensilios, que eran exóticos, para mí fue lo más importante. Conocer la historia que estaba detrás", explica. Le dedicaron "muchísimo tiempo". No solo a "recolectar piezas". También a documentarlas, a crear bases de datos y a disponerlas como colección. Hasta llegaron a comprar y a arreglar una casa expresamente para albergar ese rico fondo. Le dedicaron a este proyecto "mucho dinero y mucho tiempo".

Pero lo hicieron "con gusto" y, remarca, contando durante todos estos años con el inestimable apoyo de la Asociación Ecoloxista e Cultural de Terra de Montes Verbo Xido. De su mano, el Cetmo se convertiría en 2012 en Colección Visitable. catalogación otorgada por la Xunta. El apoyo del colectivo también fue clave para que el centro diese pasos al frente y pudiese permanecer "abierto todos estos años".

Pero ahora las circunstancias han cambiado. En los últimos meses, obligaciones profesionales de integrantes de Verbo Xido les impidieron seguir ocupándose del Cetmo y, en este momento, el peso económico de mantenimiento del Cetmo estaba recayendo en la familia, que reside en Madrid aunque regresa a Galicia y, en concreto, a la comarca cada vez que puede. "No había mucha posibilidad de mantener el centro abierto de forma regular ni por nuestra parte ni por la de ellos", dice Alfredo González en referencia a su familia y a Verbo Xido.

Y, en cambio, el Concello de Forcarei se mostró interesado en materializar el traspaso de fondos para exponerlos en la sala de exposiciones del auditorio de Soutelo de Montes. "Visité el sitio. Es ideal. Es una sala que reúne unas características perfectas para exponer la colección. Interesa que esta esté abierta cuanto más tiempo mejor y en condiciones idóneas", señala.

La casa típica en la que está ahora el Cetmo está excavada en la roca en su parte inferior y "rezuma agua". Para evitar que una atmósfera excesivamente húmeda dañe las piezas, la familia se ve obligada a tener funcionando continuamente los deshumidificadores. Pero ello también requiere una atención constante, para vaciarlos. Por eso, dependen de colaboradores para ello y para abrir el recinto cuando alguien quiere visitarlo.

El interés municipal por asumir la titularidad de los fondos y trasladarlos al auditorio de Soutelo despeja esas dificultades. Al tratarse de un espacio acondicionado como sala de exposiciones en un "edificio nuevo" y, a la par, conseguir así el "apoyo institucional" para garantizar el futuro de la colección, la familia pensó que la cesión de fondos al Cetmo era, realmente, "la opción ideal". Un acuerdo beneficioso para todos.

A diferencia de lo que se pudiera pensar, no le resulta doloroso desprenderse de ese legado. Nunca tuvieron "una visión patrimonial" del Cetmo. Al contrario. Disfrutaron haciendo la colección y documentándola. "Es el patrimonio cultural de toda la gente de la comarca", subraya Alfredo, Quieren que esté abierto al público y en las mejores condiciones de conservación". Entienden que entregar la colección al Concello la llevará "a otra fase". Confían en que "va a ser mejor" y que ofrecerá "más garantías de visibilidad y conservación".