El uso de biomasa como fuente de calor presenta varios alicientes: por un lado, contribuye a la prevención de incendios al mantener los montes limpios y, por otro, reduce de forma considerable la emisión de gases contaminantes que sí emiten otras fuentes de energía no renovables. Los cálculos del proyecto de Silleda indican que en la primera fase del proyecto, en la que participan cinco edificios, dejarán de expulsarse 342 toneladas de dióxido de carbono, que en la segunda fase ya pasarán a ser 380. Del mismo modo, en la primera fase habrá un consumo energético de 1,84 millones de kilovatios al año, mientras que en la segunda será de 2,26 millones.

Al tratarse de una energía renovable y que en un futuro procederá de los propios montes trasdezanos, es evidente que los beneficios también se van a notar en la factura. El alcalde Manuel Cuiña apunta que el ahorro inicial será de 81.000 euros anuales, que en la fase posterior alcanzarán ya los 93.000. El ahorro en este segundo plazo no aumenta de forma notoria debido a que muchos de los inmuebles que van a incorporarse ya están funcionando ahora mismo con calderas de pellets, en lugar de con energías como gasóleo. El hotel Via Argentum ya combina el uso de pellets y gasóleo para obtener calor y agua caliente.

La red de calor "District Heating" que va a construir Silleda es un sistema muy común en países nórdicos y de Centroeuropa, así como en Barcelona o Castilla y León. Esta apuesta es un paso más del Concello hacia la promoción de energías verdes, con otras iniciativas como el uso de placas fotovoltaicas o calderas de biomasa.