A mediados de 2016, la Axencia Galega de Emerxencias (Axega) activó su unidad operativa de drones. Desde entonces, los 4 pilotos avanzados y los 5 drones con los que cuenta en la actualidad han participado en búsquedas de personas desaparecidas -la primera de ellas, en Carnota- y en otras emergencias, como el incendio industrial de Fandicosta. Según el técnico de Operacións e Loxística de la Axega, José Antonio Argibay, el resultado ha sido "bueno". En las búsquedas, si bien todavía no halló a ninguna persona, quedó demostrado que los desaparecidos que se buscaban no estaban en la zona cuyo reconocimiento se le encomendó a los drones. En grandes emergencias como incendios industriales, estos vehículos no tripulados permiten -como ocurrió en Fandicosta- supervisar las operaciones de extinción o de análisis posterior, ayudando además a tomar decisiones clave. Y es que su analizador de humo proporciona información vital para saber si hay que evacuar o confinar viviendas próximas. Toda la información es analizada in situ por una furgoneta especialmente habilitada para tal fin y para el transporte de los equipos. Pero, pese a este bagaje positivo de la unidad de drones de la Axega, la movilización de sus efectivos en dispositivos de búsqueda ha sido hasta el momento desigual. De ahí que la Xunta celebrase ayer en la sede de la Axega en el recinto de la Academia Galega de Seguridade Pública (Agasp) con base en A Estrada un ejercicio de coordinación con la Guardia Civil orientado a mejorar el sistema de búsqueda con drones de personas desaparecidas en Galicia.

Dada la importancia de ello, en la sesión -con una parte práctica inicial y otra de definición del procolo de movilización- se dieron cita en representación de la Xunta el director xeral de Emerxencias e Interior, Luis Menor; el gerente de la Axega, Juan José Muñoz; y el subdirector xeral de Planificación e Protección Civil, José Antonio Grandas; y, por parte de la Benemérita, el coronel Javier Jambrina y los coordinadores provinciales de la Guardia Civil en Galicia.

Argibay y los demás pilotos de la unidad les demostraron su funcionamiento. Después de que la Axega se incorporase al registro de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea como empresa operadora de drones, formó genéricamente a cuatro pilotos de drones, que luego recibirían formación específica para cada uno de los drones, habilitándose para su utilización. Hoy, la Axega dispone de un Phantom 3, de dos Phantom 4, de un DJI S1000 (el más utilizado en búsquedas por ir equipado con un Gimbal, una cámara termográfica que detecta zonas calientes, como muestra de la presencia de organismos vivos; y una cámara de vídeo) y de un X8 SAR (el de mayor tamaño, que puede portar hasta 7 kilos de carga útiles con un gancho de carga que funciona a control remoto). Este último -que se acaba de habilitar- puede resultar de vital importancia en una búsqueda porque, una vez localizada una víctima que esté inmovilizada por una lesión, puede proporcionarle un teléfono para decir qué es lo que le ocurre y también acceder al punto con el material que se necesite para efectuar su rescate.

Convencido de que es un "recurso extraordinario" especialmente en espacios abiertos y en zonas rurales, Menor explicó que la jornada de ayer busca demostrar sus capacidades a la Guardia Civil porque es a ella a quien le corresponde la vigilancia y la seguridad de esas zonas.

Por su parte, el coronel Jambrina exaltó la importancia de este recurso en la búsqueda de personas desaparecidas sin que se presuma que haya mediado delito: extraviados "!en áreas rurales", que suman "mucha población envejecida", con demencia o Alzhéimer que pierden o mayores que se quedan imovilizados tras sufrir una caída y romper, por ejemplo una cadera. Encontrarles a pie es "muy difícil". La Guardia Civil usa para buscarles el helicóptero pero este vuela mucho más alto que los drones y estos permiten hacer una búsqueda más precisa, atendiendo a los focos de calor. Por eso, pueden resultar de gran ayuda para peinar los entre 1 y 3 kilómetros en torno a su domicilio donde suelen estar, incrementando notablemente la posibilidad de hallarlos con vida. Hacerlo en las primeras 24 o 48 horas desde su desaparición aumenta las probabilidades de ello.