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Carmen Sanz Chacón: "A los superdotados hay que subirlos de curso para que puedan estar en su nivel"

"El 75 por ciento de nuestros pacientes de altas capacidades han sufrido acoso escolar"

Carmen Sanz, antes la conferencia que ofreció, ayer, en el IES Laxeiro de Lalín. // Bernabé/Javier Lalín

El salón de actos del IES Laxeiro de Lalín acogió ayer la primera de las dos charlas pertenecientes a la actividad "Atención educativa ao alumnado de altas capacidades". La psicóloga experta en inteligencia humana Carmen Sanz Chacón fue la encargada de disertar durante una conferencia que llevó el título de "Desde el fracaso escolar a la excelencia educativa".

-El título de su conferencia es ambicioso, ¿por qué lo eligió?

-Porque muchos superdotados ahora mismo en nuestro país están sin identificar y son niños que están muy por delante de sus compañeros de clase, se aburren en la escuela porque les repiten cosas que ya saben, y sobre todo son niños que se acostumbran durante toda la Primaria a no esforzarse lo más mínimo. Estos niños cuando llegan a la ESO terminan en fracaso escolar, y de hecho hay muchos niños superdotados que abandonaron sus estudios por esta razón.

-¿Qué hay que hacer para que esto no ocurra y poder evitarlo?

-Pues, en primer lugar identificarlos tal y como dice la ley. Por eso hablo en Lalín de las características de estos niños para que los profesores aprendan a identificarlos. A continuación hablaremos de la educación especial que necesitan, que desde mi punto de vista y con la experiencia que tengo lo mejor que se puede hacer con estos niños es subirlos de curso para que puedan estar en su nivel, el que les corresponde. Para que te hagas una idea, un niño superdotado con ocho años tiene una cabeza de otro de 11. Si lo subimos de curso estará más de acuerdo con su nivel mental, estará menos aburrido y, por lo tanto, se esforzará más. Además, existe el problema social porque los superdotados no encajan con sus compañeros porque están más avanzados y tienen intereses diferentes, y sus compañeros no les comprenden. Todo esto lleva a que haya muchísimo rechazo hacía ellos, y en muchas ocasiones casos de acoso escolar. Te puedo decir que el 75 por ciento de nuestros pacientes superdotados ha sufrido algún tipo de acoso escolar.

-Usted fue una niña superdotada, ¿cuándo se dio cuenta de ello?

-Efectivamente. De hecho, a mí me subieron de curso dos años. Incluso llegaron a decir los profesores que era la más inteligente del instituto porque yo era una niña aplicada, y reconozco que hasta que no me subieron de curso me aburría mucho en clase. Afortunadamente, no tuve ni problemas de fracaso escolar ni tampoco de acoso. Sí que me sentía una niña diferente y no encajaba con mis amigas porque mis intereses eran muy distintos. Para mí llegar a la universidad fue conocer otro mundo porque hice Físicas, una carrera donde había personas muy diferentes a todo lo que había conocido. Después, la vida te va obligando a relacionarte. Llegué a ser directora de ventas de Telefónica aquí en Galicia durante muchos años y al final eso te obliga a adquirir habilidades sociales porque no tienes más remedio que hacerlo. A mí lo que me gustaría es evitarle a todos los niños que acuden a nosotros ese mal trago que se pasa porque, insisto, si se les identifica y se les da un mínimo de atención y de educación especial se pueden evitar muchísimos problemas, porque hay mucho sufrimiento detrás de toda esa problemática en torno a los superdotados.

-Uno de sus libros se llama La maldición de la inteligencia . ¿Es para tanto a nivel del seno familiar?

-Tanta inteligencia puede ser un calvario, y de hecho lo es en muchos de los casos. El problema de estos chico superdotados es que normalmente no saben qué ocurre. Te voy a poner un caso que es muy frecuente. Durante toda la Primaria un niño superdotado va sacando buenas notas, los profesores encantados y todo bien. Llega la adolescencia y ese mismo niño empieza a suspender, y el crío no sabe qué es lo que pasa. Empiezan los problemas en casa y los problemas en el colegio, y a eso hay que añadir que es un niño que socialmente no es aceptado. El niño se encuentra ahora rodeado por gente que no le comprende y comprueba que nadie le quiere. Los padres le critican por sus malas notas y los profesores se dan cuenta de que es listo, pero que no lo aprovecha. En muchos casos, los niños lo que hacen es encerrarse en sí mismo, retraerse y tienen pocas relaciones. Los padres tampoco saben qué hacer, pero cuando todo les encaja es como si se encendiera una luz.

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