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Ramón Castro Rodrigo: "Para hacer negocios en este país es clave entender cómo piensan los chinos"

El estradense trabaja como enlace de grandes marcas gallegas en el puerto chino de Tianjín

Ramón Castro posa ante uno de los emblemas de Tianjín con la camiseta de los Irmandinhos A Estrada.

-¿Qué es lo más duro a la hora de adaptarse?

-Hay una cosa dura y al mismo tiempo importante, la comida. Si no te gusta la comida de aquí no puedes sobrevivir. Personalmente lo llevó bien porque me suele gustar de todo. El otro día incluso probé la serpiente. El problema es que todo pica mucho. Yo fui a un chino en España pero aquí no comen eso. Los rollitos de primavera por ejemplo es algo que solo comen una vez al año. Sí que es cierto sin embargo que comen muchísimo arroz. Llevo aquí unos meses y ya estoy cansado del arroz.

-¿Cómo llega un ingeniero al sector de los negocios en China?

-Cuando acabé el máster me pasó lo que a mucha gente, no encontraba trabajo o lo que había eran las típicas becas de 600 euros. Al final me salió esto y la verdad es que no me arrepiento. Estoy muy contento.

-¿Se le ve preparado para los dos años en China?

-Sí, realmente dos años no son tanto. Lo que me puede reportar es sin embargo mucho. Hoy en día saber hablar chino es muy importante. Me pilló además en una buena edad. Creo que si fuese con 22 años, recién salido de la carrera, no lo hubiese aprovechado así.

-Le permitirá además conocer toda la zona.

-He visitado varios sitios. En las clases por ejemplo tuvimos que ir a Hong Kong unas semanas. Pekín también es una ciudad que está genial para ver. La recomendaría para hacer un viaje. La gran muralla es espectacular. Allí también he encontrado un equipo para seguir jugando al fútbol gaélico. Me queda a media hora en el tren bala. Se hace duro seguir a mi equipo, los Irmandinhos, desde la distancia. Debo reconocer que Tianjín no lo conocía hasta que surgió todo esto. Es sin embargo el puerto de Pekín, el más importante de norte y el tercero más importante de China. El centro de la ciudad es además muy bonito.

El estradense Ramón Castro desembarcó en el puerto chino de Tianjín el pasado mes de septiembre. Lo hizo con una beca del Igape bajo el brazo y con la misión de ayudar a las principales marcas gallegas a introducirse en el atractivo y pujante mercado chino. Para él es una oportunidad para conocer un nuevo mundo y un idioma que considera importante.

-¿Cómo llega un estradense a trabajar en China?

-Todo surgió porque me presenté a una beca del Igape, el Instituto Gallego de Promoción Económica. Nos presentamos unas 200 personas y seleccionaron a 60 para hacer las prácticas con ellos en distintas oficinas, tanto en Galicia como alrededor del mundo. En mi caso pillé un destino para hacer un máster orientado al mercado chino en Tianjín. La meta es aprender chino mientras tanto. Eso es lo que estamos haciendo este año.

-¿Cuánto tiempo estará trabajando en China?

-La beca es de dos años. Uno de ellos es seguro aquí en China y el segundo lo más probable es que renueve y también me quede aquí un año más.

-¿Cuál es su trabajo en Tianjín?

-Estamos desarrollando un par de proyectos para distintas empresas gallegas que tienen intención de ampliar mercado en China. Son grandes empresas.

-¿Cómo lo hacen?

-Mantenemos contacto con las empresas por mail de manera continuada e intentamos crear una estrategia conjunta. En el caso por ejemplo de una empresa textil gallega vamos a diferentes centros comerciales. Aquí hay muchísimos. Investigamos qué marcas son sus competidoras directas, sacamos fotos e informamos sobre qué tipo de clientes tienen y cuál sería su emplazamiento idóneo. Hacemos como un pequeño estudio de mercado para ellos. Uno de los aspectos más importantes es precisamente el lugar en el que debe estar la tienda y para ello nos recorremos un gran número de centros comerciales. El siguiente paso sería hablar con los propios centros comerciales para que cedan un espacio para empezar a introducirse en China.

-Estamos acostumbrados a que sean los chinos los que vengan a vender sus productos aquí pero ¿hay mercado para los productos gallegos en China?

-Las cosas están cambiando mucho en ese sentido. China es una de las grandes potencias económicas y tiene una de las clases medias más grandes del mundo. Eso hace que haya un mercado para los productos de fuera. Por ejemplo, ahora mismo, el sitio en el que estoy tomando algo está lleno de gente disfrutando de una gran cena. Esto que están haciendo estos chicos que tengo a mi lado hace unos veinte años no lo podrían hacer. Hoy en día sus padres tiene el poder adquisitivo para que ellos puedan hacerlo. Esto pasa con el resto de edades. La gente por ejemplo que está teniendo hijos ahora mismo cambió mucho su mentalidad. Son mucho más occidentales y les gusta mucho comprar marcas europeas. Un ejemplo sería el vino. Les gusta sentirse y verse más occidentales tomando vino.

-¿Cómo reciben los chinos los productos, empresas o empresarios llegados de fuera?

-Debo decir que yo tenía una idea de que los chinos eran recelosos con lo que venía de fuera pero no es así. Cuando ven a un extranjero por ejemplo te intentan ayudar en lo que pueden y son muy abiertos. En cuanto a los negocios, sí que hay que tener cuidado porque intentan pillarte si pueden.

-¿Trabaja con un grupo de compañeros?

-Sí, estamos cuatro gallegos juntos. Hasta ahora estábamos catorce en las clases del máster. Éramos los cuatro gallegos, un vasco y el resto sudamericanos. Todos se fueron a seguir las clases en Bilbao y nos quedamos los cuatro gallegos para continuar aquí con los proyectos que tenemos con el Igape. Hasta ahora vivíamos en un hotel de la universidad pero ahora ya nos trasladamos a un piso y vamos a comenzar a trabajar en una nueva oficina que está en una zona comercial y financiera, llamada Yujiapu Financial District, que ha creado el gobierno chino en Tianjín. Es como un nuevo Manhattan que quieren crear en el norte de China para atraer mercancías hacia el norte y aumentar el poder económico de Tianjín. Entre la escuela de negocios y el Igape han creado una oficina ahí para nosotros.

-A nivel personal uno de los grandes obstáculos será el idioma, ¿tenía algún conocimiento previo?

-No y de hecho una de las cosas que más me atraían de venir aquí era aprender chino. No sé cómo sería hace veinte años pero ahora con la aplicaciones móviles es mucho más fácil. Siempre puedes tirar del traductor. A pesar de eso la barrera del idioma es complicada. Ahora mismo por ejemplo me acaban de venir a decir algo del plato que he pedido y he dicho que sí pero no sabía lo que me estaba diciendo. Así es todos los días.

-¿También hay una barrera en cuanto a la cultura?

-Los chinos de primeras son muy amables pero la cultura es muy distinta a la nuestra. Incluso piensan de otra forma. Tratamos de trabajar un poco de sociología porque es importante entender cómo piensan los chinos. Es clave para hacer negocios en este país. Hay un ejemplo muy bueno de esas diferencias. Para ellos el rojo significa suerte y algo bueno cuando para nosotros significa algo prohibido. Aquí si un taxi está rojo es que está libre y las siguientes paradas de tren están en rojo. Para nosotros sería justo al contrario. Es un ejemplo sencillo pero que sirve para demostrar que los chinos piensan de una forma totalmente distinta a la nuestra. Si vienes de turismo puedes obviar esas diferencias pero si vienes a trabajar, no. Para empezar necesitas un traductor y tiene que ser además un traductor de confianza.

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