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Del pupitre al mundo

La Escuela de Trabajo fue, en los años 30, el primer centro de Formación Profesional de A Estrada

Antigua fotografía de la Escuela de Trabajo, con el consistorio al fondo. // Foto cedida por Manuel Docampo

El verano se ha escurrido como agua entre los dedos y septiembre hace días que ha llamado a la puerta. Aunque el alumnado se aferre a la ola de calor creyendo que la época estival todavía no ha acabado, los centros educativos ultiman detalles para abrir el nuevo curso académico. Y vuelta a empezar. Perderse entre las páginas de los libros de texto, preparar exámenes y tachar los días del calendario para calcular de forma premeditada cuánto queda para coger unos días de vacaciones. A pesar de que volver al colegio, al instituto o la universidad no parece ser plato de buen gusto, hoy los jóvenes locales gozan de uno de los bienes inmateriales más preciados: el acceso a la educación. Aunque a día de hoy esta oportunidad pueda no valorarse en exceso, hubo un tiempo en el que fueron imprescindibles proyectos para cultivar a los estradenses antes de su acceso al mercado laboral. Artículos como El primer centro estradense de Formación Profesional: la Escuela de Trabajo, de Margarita Figueiras y publicado en A Estrada. Miscelánea Histórica e Cultural recuerdan apuestas educativas tan trascendentales como pioneras.

Según declara el estradense Manuel Docampo, este centro era un edificio construido íntegramente en piedra que "tenía unas escalinatas interiores preciosas". Indicó que él era pequeño cuando se construyó esta escuela pero que, aun así, recuerda aquel edificio que fue derribado a finales de los años 60. El terreno en el que un día se erigió un proyecto pionero y ambicioso en A Estrada alberga, a día de hoy, el Edificio de Usos Múltiples.

El artículo escrito por Margarita Figueiras apunta que la Escuela de Trabajo fue construida durante la II República y que, además, era un "centro docente de titularidad pública". La autora asegura que la puesta en marcha del edificio tenía dos objetivos principales. El primero de ellos buscaba elevar "el nivel cultural de unos alumnos provenientes de la escuela primaria" y, el segundo, fijaba "la adquisición de conocimientos y destrezas necesarios para el correcto desempeño del trabajo manual". De hecho, según se referencia en la propia Miscelánea, el centro educativo preparaba en los oficios de carpinteros, mecánicos y canteros. Además, los alumnos que acudían a la escuela pertenecían a los partidos judiciales de A Estrada, Lalín y Cuntis.

Sin embargo, a lo largo del exhaustivo documento redactado por Figueiras, la construcción de la escuela se encontró con innumerables problemas de cariz burocrático y financiero. Aun así, su objetivo era el de "mejorar la cualificación profesional de los futuros obreros y por consiguiente, sus posibilidades de acceder a un puesto de trabajo". La autora añade que era una época marcada por "altas tasas de desempleo", especialmente en aquellos trabajos que no requerían de una cualificación elevada. Con la intención de implantar y mejorar el sistema educativo, "fue solicitada por los diputados provinciales y autorizada por el Ministerio de Educación Pública y Bellas Artes por Orden de 12 de enero de 1932". Sin embargo, y tal y como documenta Figueiras, habrían de pasar dos años hasta que se aprobase definitivamente el Patronato Local de Formación Profesional.

La misión de dicho ente era la de "organizar el funcionamiento de la escuela". Sus diferentes competencias giraban en torno a celebrar los exámenes de aptitud o a ofrecer información sobre los talleres que se impartían en el centro. Tras este primer paso, el Ministerio concedió 50.000 pesetas de la época para la construcción de la primera fase del edificio, según relata Figueiras en la Miscelánea. También apunta que las obras se desarrollaron durante 1935. Sin embargo, los farragosos trámites burocráticos paralizaron los trabajos, que volvieron a retomarse en 1936. La autora del artículo, según los datos recogidos, estima que "a partir del curso 1936/1937, las clases serían impartidas en el nuevo edificio", a pesar de que el año académico anterior habían sido puestas en marcha, de forma provisional "y al margen de la ley" en otro local.

"A pesar de que las obras avanzaban a buen ritmo, las dificultades no cesaban", narra Figueiras. Otra vez la burocracia se interpuso para el correcto funcionamiento de la Escuela de Trabajo cuyo funcionamiento, según recuerda Manuel Docampo, "duró poco tiempo". A las adversidades en cuanto a su construcción, había que sumarle el gran inconveniente de la Guerra Civil. Según recuerda este estradense, la Escuela de Trabajo albergó un cuartel. Docampo estima que fue alrededor de 1939 y que el batallón de soldados que residían en el centro estuvieron por el municipio durante un período superior a un año. Una vez finalizada la contienda, "la construcción se encontraba en buen estado", según referencia Figueiras en su artículo. Sin embargo, las dificultades se cernían sobre el edificio y Docampo aseguró que la función de esta pionera entidad "quedó paralizada". Hubo intentos posteriores de retomarla, pero infructuosos. Un proyecto pionero y educativo, que se vio truncado, como tantos otros, por el devenir de una historia tan intrépida como impredecible.

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