El pasado día 8 de mayo se cumplían dos años de la aprobación, por parte de la Xunta, del proyecto sectorial impulsado por Fenosa para la Línea de Alta Tensión (LAT) que uniría la subestación del parque eólico de O Irixo con la subestación de Lalín. Esta autorización, precedida ya por años de tramitaciones por parte de la compañía eléctrica, marcaba el inicio del debate del proyecto en el plano social. Comienza entonces un auténtico tira y afloja entre los afectados y la empresa promotora. La afección de la masa boscosa de Casas Vellas, situada en la parroquia lalinense de Catasós, alertaba no solo a los propietarios afectados sino que también sumaba apoyos entre vecinos de Lalín, así como distintas formaciones políticas que elevaban la cuestión a esferas nacionales e internacionales.

Tras las congratulaciones iniciales del por aquel entonces alcalde, José Crespo -dado que el proyecto garantizaría un mejor suministro a la capital dezana- poco a poco la aversión al mismo fue creciendo debido a la afección de esta fraga. Apenas cuatro meses después de su aprobación, el tema es debatido en pleno a petición del PSOE que exige explicaciones por los daños ambientales. La cuestión queda en el aire y comienza entonces a estructurarse un movimiento social integrado, en un principio, por distintos colectivos de diferentes ámbitos que apuestan ya por la defensa del espacio natural. Son los primeros pasos de una unión que dará lugar a la plataforma Salvemos as Fragas de Catasós, que se volverá una auténtica marea amarilla protectora de este enclave natural próximo a uno de los referentes de la parroquia, la Fraga de Quiroga.

Y es que el proyecto inicial contempla atravesar la fraga de Casas Vellas, con la afección de cientos de castaños, una acción que logra ya el respaldo inicial de centenares de personas que buscan su preservación. Varias marchas organizadas por sus defensores concentran en el entorno a cientos de vecinos y gentes llegadas desde distintos puntos. Sus reivindicaciones son claras: preservar la fraga, sin talar los árboles. Para ello contemplan una alternativa que pasa por soterrar la línea a su paso por la parroquia siguiendo el trazado de un tramo de la antigua N-525.

Fenosa decide ya en octubre de 2014 paralizar el proyecto un mes para evaluar las alternativas planteadas. Los afectados no confían cuando pese a estar paralizado comienzan a recibir las cartas de los justiprecios. Ya han iniciado además una recogida de firmas. Solo en la primera jornada recaban 500 signaturas que serán el principio de las 11.200 que presentarán al Valedor do Pobo, quien respaldará a la plataforma en sus reivindicaciones.

Mientras tanto, Fenosa ha descartado ya la alternativa de soterrar la línea a su paso por Casas Vellas. Plantea ahora elevar el tendido, pero la medida tampoco convence a los afectados que creen que los árboles se verán afectados en un futuro para garantizar la seguridad de la línea.

Junto a la movilización social, uno de los hitos que marca la evolución del proyecto es el cambio de gobierno que llega con las elecciones de mayo de 2015 que trae parejo un cambio de aptitud de la administración local, que ahora se posiciona claramente en defensa del enclave natural y de los intereses de los vecinos afectados.

La negociaciones con la empresa continúan, así como las reivindicaciones puntuales de la plataforma para visibilizar su lucha. Una lucha para la que Salvemos Catasós ha echado mano de los sabores y aromas de Casas Vellas en planos artísticos y culturales con dosis de ingenio y demostrando su defensa por el patrimonio natural, que le ha servido también la mención de Lalinense do Ano. Casi dos años con un proyecto casi paralizado por completo en un pulso continuo con la línea de alta tensión por salvaguardar la Fraga de Casas Vellas.