El Partido Popular optó ayer por abstenerse a modo de reproche tanto por la gestión del plan, con carencias que quedaron referidas en el número de alegaciones, como por la falta de información respecto a las últimas modificaciones en el documento. En esta ocasión la postura de los populares fue defendida, en todo momento, por Ignacio Maril, en lugar del hasta el momento portavoz del grupo José Luis Espiño que también se encontraba presente en el pleno pero que no llegó a intervenir a lo largo de las casi dos horas que se prolongó la sesión extraordinaria.

Maril censuró desde un inicio el "triunfalismo" que derrochaba Cuiña al referirse a la elaboración del Plan Xeral. También achacó al gobierno la responsabilidad de que esta fase deba ser aprobada "sin que los grupos conozcamos los últimos cambios, entendemos que esos aspectos son mejorables". Alegaron a un "voto responsable" que Cuiña recriminó insistiendo en que no contaban con margen de tiempo para abordar o posponer esta sesión para que los grupos conociesen estos detalles.