Los efectos de los intensos aguaceros de la pasada semana van mucho más allá del desbordamiento de ríos, el anegamiento de áreas recreativas o el embalse de Portodemouros al 100% de su capacidad. Tras un otoño y la primera mitad del invierno inusualmente secos, llegaron las trombas de agua y, con ellas, las consecuencias sobre todo para los trabajadores del sector primario. El secretario comarcal de Unións Agrarias, Román Santalla, calcula que a día de hoy "no se puede entrar con la maquinaria en el 85% de las superficies agrarias de la comarca", ya que se encuentran aún anegadas.

Urge la mejoría del tiempo para los agricultores y ganaderos, ya que a estas alturas de febrero tendrían que estar abonando los pastos que se destinarán a silo, "bien con fertilizantes como estiércol o bien con minerales", matiza Santalla, quien admita que el agua "vino con muchísimo retraso. Había una gran sequía hídrica, que no forrajera", pues los pastos están bastante avanzados ya que apenas se produjeron heladas durante los meses de diciembre y enero. De hecho, algunas explotaciones de Lalín ya optaron por realizar el primer corte de hierba para silo, cuando en circunstancias normales éste se efectúa en abril.

Daños de jabalí

Pero, en líneas generales, todavía es muy pronto para decir si el retraso en las labores de abono de las fincas retrasará, también, los dos cortes de hierba que se realizan antes de sembrar maíz. "Es cierto que teníamos que estar ya preparando los prados, pero aún es pronto para saber si las lluvias nos retrasarán todo el proceso", apunta Santalla. Como decimos, la hierba está muy crecida a estas alturas del año, "pero si no se fertiliza, no producirá ni la mitad de lo que debería". Es más, muchas granjas no descartan dar un corte ahora para poder fertilizarla de forma adecuada.

Las praderas no tienen como únicos enemigos a las intensas lluvias de las últimas semanas. Recién terminada la temporada de caza de jabalí -se cerró el pasado 17 de enero- siguen produciéndose daños en las praderas, "sobre todo en las zonas más próximas a vedados y refugios de fauna", señala el secretario comarcal de Unións Agrarias. Por eso, desde las organizaciones agrarias no se descarta volver a contactar con las sociedades de caza para, si los daños continúan, volver a solicitar batidas. El sector es consciente de que los estropicios en fincas aumentarán durante la primavera. "La mitad de los casos ya ni se denuncian, porque se producen en huertos que durante los meses de invierno no están en producción", indica Santalla, "pero los daños están a la vista" y a pesar de que la población de jabalí en la zona ha mermado de forma considerable. En la campaña que acaba de terminar se abatieron más de 400 ejemplares. Una de las zonas más castigadas por la actividad del jabalí fue Rodeiro, donde se refugió este animal tras los incendios del pasado verano en la localidad vecina de Oseira, ya en Ourense.