El hallazgo de un cierre de dos filas de alambres de espinos en el viejo trazado de la ruta Rapa das Bestas a su paso por Montillón, en la parroquia estradense de Souto, ha causado una gran alarma entre los ciclistas y motociclistas que suelen practicar deporte por este ámbito y, gracias a la alerta lanzada por la Asociación Ciclistas Galegos a través de las redes sociales, esa inquietud se ha extendido por toda Galicia. El hallazgo ya ha sido puesto en conocimiento del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y en los próximos días se le notificará también a la Policía Autonómica.

El cierre de alambre de espinos en cuestión paró en seco en la tarde del viernes a un motociclista local que compite en la Liga Gallega de Moto de Enduro y que se estaba preparando para una prueba que disputará la próxima semana en Asturias. Se trata del estradense Cesáreo Agra que, afortunadamente, resultó ileso. Tuvo suerte. Iba despacio. Ayer mismo este corredor de enduro explicaba a esta Redacción que, de haber ido a más velocidad, podría haber salido despedido y, consecuentemente, resultar herido. Paró, se apresuró a avisar a su compañero (que venía detrás) para evitar que se lesionara y, juntos, retiraron los alambres, dejándolos a un lado.

Todavía no se lo puede creer. Lleva 6 años practicando enduro y nunca había visto nada similar en A Estrada a pesar de que conoce sus montes "de pe a pa". Añade que gracias a estos deportistas los caminos del monte siguen abiertos. Pasan continuamente. Y, a veces, hasta van a limpiarlos. Sí sabía que barreras similares habían aparecido en montes foráneos. Aquí nunca lo había visto. "La gente no es consciente del daño que puede hacer", meditaba ayer. "Esos alambres hasta pueden ser peligrosos para los animales: rajarles la barriga o una pata", apunta. Al paraje donde se lo encontró -sito a menos de un kilómetro de la carretera- solo se puede llegar a pie, en moto o en bici. Así tendrán que acercarse hasta allí los agentes del Seprona a los que les comentó lo sucedido. Mirarán si hay más en aras de la seguridad de quienes circulan por ese tramo.

Agra se pregunta si se pusieron esos alambres "a mala fe" ya que no cerraban una finca sino un camino por el que discurría la antigua ruta de Rapa das Bestas. Se pregunta si es que hay vecinos que no quieren que se pase por ahí. "No pasamos por las fincas. No hacemos mal. Si no quieren que pasemos, lo lógico es que pongan un cartel diciéndolo o que nos lo digan", razona. Y si necesitan poner alambres por sus animales -aunque le extraña porque por esa zona nunca se ven caballos- al menos pide que pongan cintas blancas y rojas a modo de advertencia del peligro. Explica que a menudo bajan con lluvia, con las gafas propias de practicar enduro sucias y alambres así pueden pasarles desapercibidos. "Es un peligro", concluye.

Efectivamente, se trata de un peligro que "hacía muchísimo tiempo" que no se veía en los montes de A Estrada, según indicó ayer el presidente de Bikestrada, Carlos González. Vinculado desde hace años al ciclismo, recuerda que "antiguamente" aparecían cierres de ese tipo en el monte de A Somoza. Pero desde que la cooperativa Monte Cabalar se instaló en la zona la situación mejoró. Tienen "pasos canadienses" que evitan el paso de las reses. Desde entonces, no se habían vuelto a ver cierres de ese tipo en la zona.

Por eso, según relató el presidente de la Asociación Ciclistas Galegos, Juan Torrado, Bikestrada no pudo ocultar su sorpresa en los últimos días y prometieron hablar con los propietarios de la zona, de los que el club estradense no dudó en destacar que "siempre se mostraron muy colaboradores", diciéndoles por dónde debían ir cuando organizaban la ruta. Aun así, Torrado le pidió a Bikestrada que ponga lo ocurrido en conocimiento de la Policía Autonómica. Si no, señala, lo hará la Asociación Ciclistas Galegos porque, aunque comparte que hay casos en los que no se aprecia mala fe, poner cierres de ese tipo en el monte sigue siendo "peligroso y temerario. Además, la asociación que preside está muy sensibilizada con este asunto. En otros puntos de Galicia se han encontrado con cierres así, con tablas con puntas (cerca del Mosteiro da Armenteira) e incluso con una "estaca afilada de metro y medio enterrada hacia la zona de la que proceden los ciclistas. Si alguien se clava eso, no lo cuenta", remarca.

Y ese tipo de incidentes ya han estado sobre la mesa en una reunión que mantuvo en fechas recientes con los secretarios xerales de Deportes y de Medio Rural e Montes así como con el comisario jefe de la Policía Autonómica. Este se comprometió a que sus agentes investiguen ese tipo de incidentes. Pero también les pidió que los ciclistas -que llegan a puntos inaccesibles de otro modo- colaboren con las fuerzas del orden alertando de ilegalidades que detecten, como vertidos ilegales, incendios provocados o casos de furtivismo. Y es que el "ciclista puede ser un muy bien vigía". Llegan en los montes a puntos que son muy difíciles de controlar.

Pide a los ciclistas que sean cívicos y respetuosos, Está pendiente de una nueva reunión con el director xeral de Montes, al que le preocupan la erosión y las flechas que aparecen pintadas en los árboles. Sabe que hay ciclistas de montaña que "no son santos" y pasan por sitios no permitidos. Lo condena. Pero también pide que se condene la violencia que supone poner en riesgo la vida de los deportistas con "trampas mortales" como las citadas. Como Agra, pide a los vecinos que, si cierran por sus reses, pongan cintas que avisen del peligro. Como él, también Agra cree que el monte es muy grande. Cabemos todos".