Cualquier medida coercitiva o de control sobre el tráfico despierta críticas entre la población. Ocurrió con la implantación de la zona azul y también con la puesta en marcha de la grúa municipal. Cuando se cumple un año y medio sin este servicio, entre los vecinos y comerciantes existen voces dispares acerca de la necesidad de que la grúa vuelva a funcionar. Como aspecto negativo se ve, como es común en estos casos, que exista un control demasiado riguroso o que la ordenanza municipal contemplase sanciones por retirada de vehículos de más de 200 euros. Otros opinan que quizá sea necesaria de nuevo para controlar lo que son auténticos caos en calles por los constantes estacionamientos en doble fila que, en horas puntuales, dificultan la circulación. Calles como Matemático Rodríguez, D, González Taboada o C son algunas en las que más problemas hay en este sentido.

La presión que ejercía sobre la población el hecho de saber que existía un servicio de grúa propiciaba que muchos se lo pensasen antes de dejar su vehículo estacionado en zonas prohibidas. Ahora quizá esta tensión psicológica se rebajó desde que hace un año y medio no hay grúa.