La temporada de sequía no parece que les haya afectado demasiado a las hortalizas del pequeño Manuel Colmenero Fernández. El chico propuso a sus padres cultivar varias calabazas en su terreno de Cotarelo (Goiás) y hoy, puede presumir de unos frutos lo suficientemente grandes como para hacer crema de zapallo para toda la semana.

Manuel, de nueve años, se comprometió con su familia a cuidar de la plantación y, al parecer, lo hizo con tanto empeño, que las calabazas se encontraron cómodas en la tierra dezana y comenzaron a crecer y crecer. Algunas ya superan el metro de largo y, como todavía no fueron arrancadas, puede que aumenten sus dimensiones un poco más.

Los mimos y el abono natural son los trucos de este pequeño agricultor que cuenta con la ayuda de su hermano Antonio de 4 años. Si dentro de unos años, estos dos rapaces continúan ampliando su huerta a esta escala y apuestan por tal forma de vida, su futuro puesto en la Praza de Abastos gozará, sin duda, de gran visibilidad y peso.