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Mírame y no me toques

A Estrada atesora joyas inaccesibles por ser privadas y recursos patrimoniales y turísticos deteriorados o de uso restringido

El puente colgante está cerrado buena parte del año. // Bernabé/Javier L.

Como si compartiese el infortunio del rey Midas, A Estrada tiene al alcance de su mano patrimonio que vale su peso en oro pero que nunca podrá tocar. El municipio atesora auténticas joyas arquitectónicas, repletas de historia y encanto, pero cuya titularidad privada las vuelve inaccesibles para el común de los estradenses. A ellas se suman recursos patrimoniales y artísticos que, pese a ser públicos, resultan prácticamente igual de ajenos por encontrarse en avanzado estado de deterioro o por tener un acceso restringido. Algunos de estos elementos figuran a día de hoy en páginas de información turística -incluso en las de instituciones públicas- como punto de interés, sin que quien se anime a visitar estas tierras pueda, en realidad, ir más allá del disfrute de una vista exterior.

A escasa distancia del casco urbano se erige la mítica Torre de Guimarei, antigua fortaleza medieval del siglo XII al que se sumó con posterioridad un pazo. Ambos se encuentran a día de hoy en estado semirruinoso. Se trata de un emblema estradense pero, aunque el conjunto arquitectónico estuviese en buenas condiciones, un cartel advierte ya de que se trata de una propiedad privada, pese a que el Concello protagonizó en diversos momentos intentos por hacerse con este patrimonio, teniendo incluso reconocido por el Tribunal Supremo su derecho de retracto sobre la torre.

También cerca del casco urbano, en este caso en la parroquia de Aguións, luce un imponente conjunto amurallado, en cuyo interior se levanta el Pazo de Preguecido, con una capilla anexa, un gran hórreo y un singular palomar. La información recogida en la página de Turgalicia añade a esta descripción que la fachada principal posee "un pórtico formado por tres arcos rebajados que acoge una portada adintelada recercada de moldura plana a la que se accede por escalera de cuatro peldaños moldurados". Desde este mismo espacio se advierte de lo que ya saben los estradenses: el espacio es una propiedad privada y no es visitable. El conjunto puede encontrarse en algunos portales inmobiliarios, que ponen un precio de venta de más de dos millones de euros a sus 1.750 metros cuadrados, 18 dormitorios y tres baños, en una construcción del siglo XVI.

El hogar de personajes tan ilustres para las letras gallegas como los estradenses Marcial y Avelina Valladares es también una propiedad privada cerrada a la visitas. Esta casa señorial, en el lugar de Vilancosta (Berres) se construyó en el año 1751 y desde 2003 una placa en su fachada recuerda a los escritores. A comienzos de este año trascendió su puesta en venta por 900.000 euros.

La otra cara de esta moneda la ponen recursos turísticos privados de A Estrada tan emblemáticos como el Pazo de Oca que, tras años abriendo al público sus jardines, inicia en este 2015 una apertura de su espacio interior, haciendo que quienes se acercan a disfrutar de esta joya puedan conocer sus diferentes estancias.

El patrimonio público resulta también en ocasiones inaccesible, aunque por otros motivos. En pleno casco urbano estradense se encuentra el ejemplo de la Casa del Pueblo, un edificio del año 1929 del que actualmente solo se conserva parte de su fachada principal. Tras funcionar como local de reunión de sindicatos y foro de debate político es hoy propiedad municipal. Hubo planes de restauración pero que no pasaron de ahí.

La pasarela colgante de Xirimbao, en el coto salmonero de Couso, es ejemplo de disfrute con restricciones. El puente se ha convertido, por su singularidad y por las panorámicas que ofrece del Ulla, en todo un reclamo turístico. Sin embargo, cruzarlo solo es posible en temporada de pesca del salmón, cerrándose el paso en el mes de septiembre.

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