Cinco años después el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, volvió a encargarse de la inauguración de la Feira Internacional Semana Verde. Si en 2009 su discurso se basó en la necesidad de que el complejo albergase eventos todo el año para salir de su difícil situación económica, ayer Feijóo volvió a insistir en que la Semana Verde tiene futuro, pero a base de "intensificar y diversificar" actividades. El presidente volvió a echar mano de las cifras que días atrás dio a conocer el director de la feria, Ricardo Durán, para añadir que el certamen "sigue manteniendo su esencia agraria, pero se abre en un amplio escaparate a las industrias" y amplía sus actividades hasta casi 200 "porque busca subir el volumen de visitantes y, con ellos, incrementar las transacciones económicas".

Como intentando explicar el descenso de stands en comparación con los años de bonanza, Feijóo apuntó que "la clave de las ferias está en que venga más gente, no en que sean más grandes". De ahí que en esta edición se incorpore un certamen con las 23 fiestas declaradas de Interese Turístico Galego, y otro específica sobre caza y pesca. "Medio Rural apuesta por la competitividad del sector ganadero, por el cuidado del medio ambiente a través de la cinegética y por las energías renovables", añade. Cree que, con estos nuevos sectores, "la feria desarrolla al máximo su capacidad de impulso. El sector agroalimentario moderno, los productos de calidad y el turismo diferenciado saldrán reforzados de esta feria", cuya recuperación camina paralela a la salida de la crisis económica. "Sin el esfuerzo de sus trabajadores no podríamos admirar ahora los casi 70.000 metros cuadrados de exposición", concluye el presidente.

Feijóo estuvo acompañado por el vicepresidente de la Xunta y presidente de la Fundación Semana Verde, Alfonso Rueda; la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana -quien presidió la renovación del convenio entre Vegalsa y la Asociación Galega de Cooperativas- y el director xeral de Desenvolvemento Rural, Antonio Crespo. También acudieron el delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís, y el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, amén de todos los alcaldes dezanos -salvo el de Dozón, Adolfo Campos-, la senadora Paula Fernández Pena y buena parte de la corporación de Silleda y del gobierno cruceño.

Un guiño al Legado de Tibu

Fue precisamente el regidor de Silleda, Manuel Cuíña, quien abrió el turno de intervenciones de la inauguración. El alcalde apuntó que la Semana Verde, "pese a los avatares" no solo es una de las señas de identidad del municipio, sino que durante estos cuatro días ejerce de embajadora del mismo. Animó a aunar esfuerzos "para que el recinto tenga garantías de futuro" y no dudó en referirse al archifamoso Legado de Tibu. "Ahora que está tan de moda, pido que nos mojemos todos y nos comprometamos con la viabilidad del recinto". El Concello está a la espera de firmar un convenio de colaboración con la Semana Verde para, a cambio de usar sus instalaciones, ofrecer determinados servicios municipales.

Quien sí renovó su colaboración anual fue la Diputación. Su presidente, Rafael Louzán, anunció ayer la prórroga de este pacto que convierte a la entidad provincial en la única administración que ayuda a cofinanciar el recinto. Y si Feijóo agradeció el esfuerzo de los empleados y del patronato tras el último reajuste de la plantilla, Louzán quiso destacar la presencia de los expositores. "Los que siempre estuvieron aquí, vuelven a figurar de nuevo", apuntó.

Tras la inauguración, Feijóo recorrió toda la feria, parándose a probar caldo de Galo Celta, un cóctel en el puesto de licores Habelas Hailas o una copa del Nice to meet you, el vino de Adegas Castrobrey que acompaña los demás productos de la comarca que promociona Depodeza. Hubo tiempo para visitar, también, el pabellón de razas autóctonas y fotografiarse con un ejemplar de Can de Palleiro.