Los padres pueden ser fuente de bienestar y de sabiduría para sus hijos. Pero a ser padre también se aprende... con la experiencia y con sabios consejos como los que dos comadronas -Cristina Leiro y Lorena Sanmartín- les proporcionaron en la mañana de ayer a las mamás estradenses que asistieron en Fimega Fisioterapia A Estrada a un taller sobre la sexualidad infantil entre los 0 y los 13 años o a otro de masaje infantil orientado a evitar los temidos cólicos o el estreñimiento en los bebés y niños de corta edad.

El de masaje anticólico fue el más concurrido. Las mamás asistentes tendieron a sus bebés en sus correspondientes arrullos y pusieron en práctica la secuencia de masaje indicada por las comadronas para aliviar gases y cólicos a sus pequeños, evitando, además, el estreñimiento. Esta formación práctica dio continuidad a una breve introducción teórica en la que Cristina Leiro y Lorena Sanmartín les explicaron a las madres qué son los cólicos y cuáles son sus posibles causas, para evitarlas y, así, prevenirlos. Apuntaron que si bien hay fármacos para tratarlos, existe controversia acerca de su eficacia. Y señalaron que, en cambio, está constatado que el masaje beneficia a los bebés eliminando o reduciendo los molestos cólicos y el estreñimiento.

También les indicaron cómo deben efectuar el masaje para evitar que el bebé no lo asocie con el cólico que esté sufriendo. Si se le hace un masaje estimulante completo, ya se puede aprovechar para masajear la zona abdominal y, así, propiciar una mejoría en cólicos y estreñimiento.

Ya en el taller de sexualidad infanti, las comadronas consideraron que la clave es responder siempre a lo que preguntan los niños -sin ignorar sus preguntas ni responder con evasivas- diciendo la verdad porque es así como se fragua la confianza y los padres se garantizan que cuando su hijo tenga la más mínima duda la consultará con ellos. Ahora bien, cada etapa en la evolución del niño es diferente y exige una respuesta distinta, adaptada a su edad.

Las primeras dudas de carácter sexual suelen surgir a los 2 o 3 años. Suelen estar relacionadas con los genitales. A los 4 o 5 suele llamarles la atención cómo es posible que en el seno materno haya un bebé. La explicación debe ser fisiológica. La "semillita de papá y de mamá" ha desbancado ahora a la vieja explicación de que los niños vienen de París a bordo de una cigüeña. Luego llega una etapa en la que los niños suelen dejar de preguntar por este tipo de cuestiones porque centran su atención en las relaciones interpersonales. Pero poco después convendrá hablarles de los cambios físicos que les acercan a la adolescencia. Hay que hablar de la menstruación antes de que aparezca. Y hacia los 13 años, los anticonceptivos pueden ya ser tema de conversación paternofilial para que cuando los adolescentes se inicien en el sexo -la media de edad se sitúa en los 16 años- tengan información veraz y proporcionada por quienes más le quieren para garantizar su salud sexual y evitar embarazos indeseados.