Aficionado a la aviación, logró los títulos de piloto y observador, pasando a formar parte del cuerpo de Aviación con carácter definitivo en 1921, después de haberse graduado de Ingeniero en la Escuela Superior de Aeronáutica de París.

Muy pronto logró destacar, por su actuación en las Fuerzas Aéreas donde prestó relevantes servicios. Especialmente, en el quinto período de operaciones, en la zona de Melilla, su actuación fue brillantísima. Se distinguió sobremanera en las operaciones del 28 y 31 de mayo y 5 de julio de 1923 y en la cooperación para romper el asedio de la posición de Tifarain, cuya guarnición estaba en situación verdaderamente apurada. Está en posesión de la medalla Militar, que le fue concedida por decreto del 13 de mayo de 1923.

El 5 de abril de 1926 inició, con los capitanes Estévez y Gallarza el raid de Madrid a Manila a bordo de sendos Breguet XIX, formando la Escuadrilla Elcano, que lograron finalizar con éxito.

Murió el 19 de Julio de 1927, a las once menos veinte de la mañana, tenía 32 años, en un accidente de aviación ocurrido en Cuatro Vientos, cuando probaba una moto-avioneta, en la que el aviador francés Magnard acababa de realizar el vuelo Le Bourget-Madrid. El día 23 de junio de 1927 aterrizó en el Monte do Toxo, cerca de Lalín, su pueblo natal, en un aeroplano, el heroico aviador Joaquín Loriga, que había formado parte de la gloriosa hazaña área de Madrid-Manila.

Fue recibido con grandes y cariñosas aclamaciones, el público que esperaba la llegada de Loriga era numerosísimo, como en los días de las más grandes solemnidades, el pueblo entero estaba de fiesta, los labradores y las gentes de toda la comarca aguardaban la llegada del aeroplano.

A las diez y media de la mañana apareció en el horizonte volando, el aparato en que hizo su viaje desde Madrid, conducido por el intrépido Loriga. Evolucionó sobre el Monte do Toxo durante algunos minutos, haciendo arriesgadísimos ejercicios y provocando el entusiasmo del gentío y después aterrizó majestuosamente, en medio de una gran ovación que le tributó el gentío. Después de abrazar a su padre y saludar a las autoridades, fue materialmente estrujado por sus paisanos. Las gentes se disputaban el honor de agasajar al bravo piloto. Las autoridades, entre los que se encontraba el Gobernador Civil de Pontevedra, eran empujadas por la muchedumbre y la Guardia Civil tuvo que hacer grandes esfuerzos para despejar el campo. El estruendo de las bombas se mezclaba con el ruido de las músicas, los vítores y los entusiastas aplausos. Era tan grande el entusiasmo del público, que el aviador tardó más de una hora en salir del campo de aterrizaje.

Al fin, pudo avanzar en un automóvil en el que le acompañaban el Gobernador Civil de la provincia, Rodríguez Gómez y el alcalde de Lalín, Jesús Aller. Todos los balcones de las casas estaban engalanados, desde los cuales se arrojaban al paso del automóvil multitud de flores.

Banquete

Seguido de dos bandas de música que tocaban el himno gallego, se dirigió a la iglesia, donde se cantó un solemne Te Deum. A la salida del acto religioso Loriga recorrió el pueblo entre aclamaciones y visitó el Casino, seguido siempre de numerosas personas, poco después, presenció la actuación en la plaza de Lalín de coro "Os Dezas de Moneixas", dirigido por el párroco, Andrés Cajide, que portaban un estandarte con una inscripción alusiva al viaje de Loriga.

Luego, se dirigió a la casa consistorial en donde tuvo lugar un banquete organizado por el ayuntamiento en su honor. Con Loriga, presidieron el gobernador de Pontevedra, Alberto Rodríguez Gómez, el alcalde de Lalín, Jesús Aller, el coronel de artillería, Eliseo Loriga, padre del heroico aviador, el presidente de la Comisión Organizadora del homenaje, Joaquín Velón, y las demás autoridades.

Al final, se pronunciaron calurosos brindis. Velón, ofreció el agasajo con palabras muy elocuentes y terminó entregando a Loriga un artístico pergamino con el nombramiento de hijo predilecto de Lalín. A petición de los comensales, habló asimismo el culto y distinguido abogado de Pontevedra, Isidoro Millán, que pronunció un elocuente discurso enalteciendo los méritos del aviador y leyó después un sentido telegrama del poeta Ramón Cabanillas, que envió desde Cambados.

El sobrino de la escritora Emilia Pardo Bazán, Jorge Quiroga, propuso que se pidiese al gobierno, el título de Marqués de Liñares, para Loriga y el diputado provincial por Ourense, Arturo Magdalena propuso adquirir, por suscripción en toda Galicia, un aeroplano para regalar al aviador. La proposición fue aceptada con entusiasmo. Por último, habló Loriga, muy emocionado.

Terminado el banquete se procedió al descubrimiento de una placa que daba el nombre de Joaquín Loriga a una de las calles principales de la villa. A las seis de la tarde volvió Loriga al Monte do Toxo y subió a su aparato, volando durante media hora, realizando arriesgados ejercicios en medio de ovaciones del público.

Por la noche se celebró en el Casino un baile en su honor y de los forasteros. Lalín estaba abarrotado de gente de toda Galicia, principalmente de las provincias de Pontevedra, Ourense y A Coruña. Las fiestas se prolongaron hasta la madrugada. Al otro día salió Loriga para Compostela, en medio de grandes aclamaciones.

El pergamino del nombramiento de hijo predilecto de Lalín, era una obra artística de un gusto delicadísimo, obra del dibujante D. Sixto Vizcaíno. En el centro el pergamino llevaba la siguiente leyenda: "El Ayuntamiento de Lalín, con fecha 19 de Mayo de 1926, acordó nombrar hijo predilecto a D. Joaquín Loriga y Taboada, para perpetuar la memoria del glorioso raid Madrid-Manila. Y al pie de la leyenda iban las firmas de 110 vecinos de Lalín, encabezadas por la corporación y las sociedades del pueblo.

Entierro

El 21 de junio de 1927, llegó a Lalín, el cadáver de Loriga, procedente de Madrid, siendo recibido por millares de personas. A las once de la mañana salieron las autoridades y comisiones a recibir el cadáver en el límite de la provincia de Ourense. Con sus familiares venían los comandantes Estévez y Belloch, Jorge Quiroga y otros amigos. Se rezó un responso y acto seguido se reanudo la marcha hacia Lalín.

A la una y media entraba en el pueblo la camioneta que conducía los restos mortales de Loriga. Las calles, llenas de flores y con colgaduras negras en los balcones, estaban ocupadas por un enorme gentío llegado de toda Galicia. El comercio cerró sus puertas y en los edificios públicos ondeaba a media asta la bandera nacional. Entre el gentío había una mujer del campo que lloraba presa de gran aflicción, era una antigua sirvienta de la casa de Loriga que asistió a la madre del malogrado aviador cuando este nació.

A hombros de varios oficiales del 15 Regimiento de Artillería Ligera de Pontevedra y amigos particulares fue conducido el féretro a la iglesia parroquial que desde mucho antes se hallaba abarrotada de público.

A las dos de la tarde se organizó de nuevo la comitiva fúnebre, para dirigirse a Prado. Tras la camioneta en que iba el féretro seguían numerosos automóviles ocupados por las autoridades, la familia de Loriga, personalidades gallegas, oficiales de Artillería de las guarniciones de Santiago y Pontevedra, los compañeros y amigos. Coincidiendo con la salida apareció en el cielo una escuadrilla de cinco aeroplanos mandada por el capitán Bermúdez de Castro y que procedía de Monforte. Los aparatos evolucionaron sobre Lalin y después con matemática precisión, dejaron caer flores sobre el vehículo en que iba el féretro.

Al llegar a la parroquia de Prado fue depositado el cadáver en la casa-escuela y después de que el clero entonara un responso, se traslado el cadáver al Santuario del Corpiño, donde está el panteón de la familia Taboada, dándole sepultura. En este momento, los aeroplanos dejaron caer más flores sobre la tumba de Loriga. Uno de los aparatos descendió tanto para efectuar esta operación que chocó, contra las ramas de un castaño sufriendo averías que obligaron al piloto a aterrizar en un campo próximo. Allí mismo reparó los daños sufridos, que no eran importantes, y a las siete se elevó de nuevo en dirección a Monforte, a donde habían regresado también los otros cuatro aparatos. La familia de Loriga, después de presenciar las operaciones del entierro, salió ya para Lalín.