"La gente está muy agobiada; metida en casa. Algo hay que hacer para liberarse", decía ayer Javier Veiga, uno de los socios de la empresa lalinense Desafío Ocio que ayer celebró una sesión de puenting en Silleda, en el viaducto de la PO-205 sobre el río Deza.

Una decena de personas participaron en la actividad, que se desarrolló entre las tres y media de la tarde y hasta pasadas las seis. Fueron casi tres horas de pura descarga de adrenalina para los jóvenes, y no tan jóvenes que se atrevieron a tirarse al vacío. Se desplazaron desde Vigo, A Estrada, Vila de Cruces, Boqueixón y Lestedo, y el viaje no fue en vano.

Entre los osados, hubo un matrimonio residente en Lestedo que decidió agasajar a su hija, de 17 años, con una tirada al vacío, como regalo de cumpleaños. Participaron los tres, aunque al padre le costó. "Fue al que más le impresionó. Se tiraron ellas, y él no se atrevía, pero al final lo hizo", explica Veiga.

Desafío Ocio trabaja desde 2005 en la organización de actividades de aventura, ofreciendo sesiones de puenting no solo en Silleda, sino también en Arbo y Noia y, en breve, en Lalín. El próximo domingo, día 10, repetirá en Trasdeza, a partir de las once de la mañana. Todo aquel se que anime debe de acercarse al viaducto sobre el Deza, en la carretera que conduce a Vila de Cruces, y presentar su DNI.

La normativa permite la participación de personas desde los catorce años, si bien la firma eleva la edad a los 16 años. "Es una actividad un poco agresiva y hay que tener en cuenta la estructura ósea de cada persona", justifica Veiga. Por lo demás, cualquiera puede participar, si bien es aconsejable que se abstengan quienes padezcan alguna lesión ósea o enfermedad cardíaca.

El precio del primer salto es de 30 euros. Los siguientes cuestan 10 euros. "Al 60% de la gente le llega cono uno, pero tan solo un 1% no quiere volver a repetir nunca más", explica Veiga.