Martes, uno de julio. Comienza un nuevo mes y con él, las rebajas de verano. En la villa de Lalín, los escaparates lucen carteles que atraen miradas: Son los deseados descuentos. Las tiendas de ropa, zapatos y complementos son los establecimientos que más público congregan. La llegada de las vacaciones y el buen tiempo obligan a los lalinenses a cambiar su armario. Las rebajas oscilan esta temporada entre el 30% y el 50%, un descuento más elevado de lo habitual para animar a los compradores en tiempos de crisis.

En cuanto a las expectativas comerciales, los propietarios de las tiendas afirman que les resulta complicado hacer predicciones. Afirman que quieren ser positivos y pensar que todo saldrá bien, aunque necesitan que transcurran los días para hacer balances. Encargadas de una conocida firma textil opinan que, teniendo en cuenta que las rebajas se están iniciando, los descuentos son bastante apetitosos. No obstante, a diferencia de otros años, la clientela entra a probar suerte.

Celia Vázquez, dispuesta a entrar a una zapatería, asegura que no tiene la lista de la compra hecha. Entra con la intención de curiosear y comprar si encuentra alguna ganga. Anuncia Crespo, otra compradora, añade que la crisis económica está latente a la hora de llenar la cesta: "Compramos todo aquello que sea de necesidad, como la ropa de los niños. No es momento de caprichos si quieres llegar a fin de mes", dice.

De la crisis hablaba ayer Santiago Fernández, presidente del Centro Comercial Urbano Quilómetro Cero, de Lalín. Aseguraba que en las expectativas comerciales se observaba una gran contradicción. Por una banda, el consumidor gozará de unos precios que su bolsillo agradecerá en una época crítica. Por otra, al comerciante le toca la cara b de la moneda. La climatología adversa provocó la caída de las ventas en la estación primaveral. Por lo tanto, muchos comerciantes afirman que un alto porcentaje de los productos está sin vender.

En una tienda de ropa infantil, sus dependientas comentan que la ropa veraniega no se está despachando tal como se esperaba. "En Galicia, un día con calor y tres con frío. Así, los clientes optan por comprar ropa de abrigo, pantalones largos y jerseys. La ropa de temporada, como mangas cortas, vestidos o sandalias se vende menos", asentía una de la trabajadoras del establecimiento.

Santiago Fernández insiste en que los comerciantes tienen la obligación de fijar en sus locales el día de inicio y fin de las rebajas. "Quedan tres meses por delante, en los que los vendedores eligirán su período de descuentos. Una vez que finalice, es el momento adecuado para hacer balance. De momento, se puede decir que el comienzo está animado", apunta.