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La proliferación de talas y el abandono de ramas agravan el riesgo de incendio forestal

A la falta de limpieza de las zonas boscosas se suma ahora tal acumulación de restos que los montes volverán a ser un gran polvorín cuando llegue la temporada seca

Ramas de eucalipto tiradas en el monte después de que se practicara una tala. // FdV

Cuando llegue la temporada seca los montes de O Salnés y Ullán serán un gran polvorín y el riesgo de incendio se multiplicará. Al abandono de las zonas arboladas propio del menor aprovechamiento de las mismas en el rural se suma la acumulación de ingentes cantidades de ramas y pequeños árboles que quedan esparcidos tras la realización de talas.

En las últimas semanas se cortaron una buena cantidad de árboles -sobre todo eucaliptos- en montes de la comarca como Xiabre, que comparten Vilagarcía, Caldas y Catoira. Se da la circunstancia de que en algunas de las parcelas taladas no se efectuó una tarea de limpieza de las mismas una vez realizada la operación, de tal modo que ciertas empresas madereras -no lo hacen todas- se llevan los troncos a los que pueden sacar rendimiento y dejan tirados los restos.

Evidentemente ahora ya no se recogen como se hacía antes los tojos, helechos y demás materiales que se empleaban en las cuadras, como tampoco se recogen las piñas y restos de madera que se utilizaban para encender la lumbre en la cocina o lareira.

Es por ello que la forma de proceder de las madereras que no limpian las zonas taladas, unida a la abundancia de maleza en las masas arboladas -por la aludida falta de aprovechamiento forestal- convierten los montes de O Salnés y Ullán en zonas de alto riesgo, especialmente vulnerables cuando llegue la sequía.

Lo cierto es que son muchas las voces que reclaman la limpieza de los bosques. Y también lo es que la preocupación por el estado en el que queda el monte después de que se efectúan talas masivas no es nueva.

Hace casi una década el entonces concejal grovense de Limpieza y Seguridad Ciudadana, el galeguista Alfredo Bea García, ponía el grito en el cielo por este asunto y desarrollaba una campaña de control para, precisamente, velar por el buen estado de las diferentes parcelas.

Lo hacía en colaboración con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, asegurando que iban a encargarse de que las talas que se efectuaran en O Grove cumplieran estrictamente la ley.

Su intención era impedir talas abusivas o indiscriminadas, pero también garantizar que una vez efectuadas las cortas se dejaran las diferentes parcelas completamente limpias, para evitar incendios y una mala imagen.

Lo que hicieron el Concello de O Grove, Seprona y Policía Medioambiental de la localidad meca fue unir fuerzas "para hacer cumplir la ley en todo lo relacionado con la tala de árboles en nuestro municipio", según explicaba el entonces edil Alfredo Bea García, quien decía estar "muy preocupado" tras detectar operaciones de corta "escandalosas" que dejaron tirados en el monte abundantes restos.

Alegaba el galeguista que algunas talas contribuyen a ensuciar los zonas arboladas, por lo que advertía de que "el control va a ser mucho mayor, para exigir el estricto cumplimiento de las leyes y regular una actividad que hasta ahora carecía de una vigilancia exhaustiva".

El citado Alfredo Bea advertía entonces de que los propietarios de las parcelas o los encargados de realizar las talas deben triturar y/o eliminar los productos resultantes de la corta para evitar o minimizar el riesgo de incendio y mejorar estéticamente la imagen de las fincas.

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