La sardina es uno de los ingredientes imprescindibles en las mesas cuando se celebra la fiesta de San Juan, en la noche del 23 de junio. A esa altura de la primavera, el pez ya "pinga" aceite, y su precio en lonja también se dispara. Actualmente, son las fábricas de conservas las que compran casi toda la sardina en las lonjas. Puesto que es un producto para transformación, no necesitan que tenga las cualidades que sí se le exige al fresco, de ahí que el precio también sea menor. En estos momentos se está pagando a poco más de un euro el kilo.
Lo más probable es que la situación cambie mucho en dos o tres semanas, puesto que, como reconoce Ruperto Costa, "el precio de la sardina tira para arriba en el momento en el que empiezan a comprarla las pescantinas". Otros años, el pescado llegó a cotizarse en las plazas por encima de los 12 euros el kilo. Un precio típico de otras especies de "lujo", como el rape o el rodaballo, pero poco habitual en la sardina.
Informe científico
En cualquier caso, un grupo de científicos realizará en las próximas semanas una investigación de campo para estimar la cantidad de sardina que hay frente a la costa gallega. Dependiendo del resultado de dicha investigación, podría aumentar un poco más el cupo que le corresponde al "xeito". De hecho, algo así sucedió en 2016, cuando a la flota artesanal se le habían asignado también unas 175 toneladas, aunque finalmente se le permitió pescar unas 210, puesto que los sondeos científicos arrojaron la existencia de una biomasa importante.
Las pesquerías de la sardina acostumbran a ser cíclicas, con altibajos muy acusados.
